MOUNTAIN VIEW, California .- Sobre cada mesa, además de las computadoras Mac cubiertas con calcos, los post-its y las libretas de anotaciones, hay un pequeño mástil de metal que sostiene un cartel con el nombre de una startup y su país de origen: México, Brasil, India o Indonesia.
Los fundadores de cada una de las 24 empresas, en parejas o grupos pequeños, se inclinan para escuchar entre el ruido a quien tienen enfrente. Puede ser un ejecutivo de una de las muchas áreas y productos de Google o algún otro mentor que la gigante tecnológica invitó a conocerlos y ayudarlos a repensar su negocio desde la óptica de Silicon Valley.
Así funciona la aceleradora Launchpad, que este año invitó por primera vez a startups mexicanas y seleccionó a seis que considera de las más prometedoras del país: Aliada, Conekta, Konfío, SaferTaxi, Miroculus y Kichink. Durante dos semanas en Mountain View, los emprendedores se someten a estas sesiones intensas de mentoría y suman contactos valiosos para hacer crecer sus negocios. Luego regresan a su país, pero siguen trabajando con Google por seis meses.
Rodolfo Corcuera, fundador de Aliada, una app de servicios domésticos a pedido en México, confiesa que, aunque tenía claro que esta era “una oportunidad increíble”, no sabía qué esperar del programa.
“Jamás había venido a Silicon Valley —cuenta—. No sabía que la experiencia iba a ser tan profunda. Ahora tenemos mucha claridad de dónde va la empresa, no en tres meses… sino en cinco años”.
En el mundo Google
Por todo Mountain View, se ven las bicicletas multicolores que Google puso en la calle para que sus empleados —y cualquier otra persona— se muevan por el pueblo. Tiene sentido, ya que la empresa ocupa cada vez más edificios varias cuadras a la redonda de su sede central, el Googleplex.
En uno de esos edificios anexos, donde los salones de reuniones tienen nombres de mafiosos de ficción como Tony Soprano, los emprendedores de esta segunda camada de Launchpad Accelerator trabajan todo el día. En la pared frente a ellos, está proyectada una hoja de cálculos Google Sheets con la agenda de las sesiones que tendrá cada startup hoy.
Google no es la única opción para los emprendedores de México y América Latina que quieren llegar a Silicon Valley, sea a aprender la manera de hacer negocios e innovar o a lanzar su empresa en Estados Unidos. Hay otras aceleradoras, como 500 Startups o Y Combinator, y también hay muchos programas de introducción a este ecosistema.
El mexicano Jorge Soto es un ejemplo del efecto que tienen estos programas que buscan inspirar a emprendedores de todo el mundo y mostrarles hacia dónde va la tecnología de vanguardia en el Valle. Conoció a sus socios en Miroculus —el chileno Alejandro Tocigl y la griega Fay Christodoulou— en 2013 cuando coincidieron en un curso de verano en Singularity University, a apenas dos millas de aquí.
Christodoulou es bióloga molecular y los tres empezaron a hablar sobre crear una solución para detectar cáncer en etapas tempranas a través de la sangre. Lanzaron la empresa y, cuando vieron que prometía, la mudaron a San Francisco. Ya recaudaron 4.2 millones de dólares de inversionistas y son en total 13 empleados ahí y en Toronto.
“La misión no ha cambiado desde el primer día —dice Soto—: cómo podemos democratizar el diagnóstico temprano de cáncer”.
Lecciones de vanguardia
Su solución es una combinación de un compuesto bioquímico, un aparato que analiza la muestra y algoritmos en la nube que la comparan con bases de datos, información de publicaciones médicas y de otros resultados para refinar el diagnóstico.
A medida que analiza más y más muestras, el sistema se retroalimenta con información para poder hacer diagnósticos más precisos. Es una aplicación de una de las tecnologías que más crece en Silicon Valley: el aprendizaje automático (machine learning).
Soto, que es ingeniero electrónico, dice que una de las grandes ventajas de estar dentro de Google por unos días es conocer a quienes desarrollan esas herramientas en una de las empresas que están al frente en este campo.
Otro beneficio es “acercarme más a una empresa como Google. El ritmo de innovación y la agilidad que tiene, creo que es algo que todas las empresas queremos aprender”.
“El próximo Google”
Google le da a cada empresa participante 50,000 dólares para invertir en su negocio y, a diferencia de la mayoría de las aceleradoras, no toma a cambio una participación accionaria en la startup. Pero quizás lo más importante es que se convierte en una especie de padrino de estos emprendedores en Silicon Valley, donde les consigue contactos y reuniones incluso después que terminan los seis meses del programa.
¿Y qué gana Google con esto? Roy Glasberg, el ejecutivo que encabeza el programa, dice que lo principal es que se conecta con las empresas más prometedoras de economías emergentes donde hay millones de personas que se están sumando a la economía digital.
“Venimos a ayudar a los ecosistemas de apoyo a las startups, así seremos relevantes en cinco años”, dice. “Las startups de hoy podrían ser el próximo Google, podrían ser nuestro socio, podrían ser una megacompañía. Queremos mantener una posición como un socio estratégico de los ecosistemas de apoyo a la innovación”.
La selección de participantes es exigente, dice Glasberg: “Por cada lugar en el programa, se presentaron 200 o 300 empresas”. Tienen que ser empresas que ya tienen claro su mercado y su producto, que están creciendo y han recibido inversiones. Google busca empresas que tendrán un impacto fuerte en resolver problemas en sus países.