jueves, marzo 27, 2025

El tablero de Marco Rubio

Con la asunción a un segundo mandato, Donald J.Trump, como el presidente  #47, se alinearon importantes figuras multimillonarias dentro del sistema político y económico estadounidense.

Este reclutamiento, no deja de  considerarse a que se perfilen millonarios contratos entre varios de los que forman parte del gabinete presidencial y el Estado, cosa que las leyes lo prohíben, sentándose a jugar en una mesa de ajedrez, para mover fichas o peones hasta la reina, para conseguir supuestamente, un “jaque mate” de cómo vencer los grandes problemas que tiene que enfrentar el presidente Trump.

El mandatario Donald Trump, al invitar a Marco Rubio, como Secretario de Estado, le entrega una  mesa de ajedrez, para mover piezas en la política internacional en la diplomacia estadounidense, cuya presencia ha causado expectativa para sus funciones; tomando en consideración que, Rubio, tiene raíces cubana como hispano, teniendo que manejar todo lo concerniente a lo que pasa en el entorno de la  política mundial con dos guerras en Medio Oriente, con países de tintes comunistas que aumentan regímenes marxista-leninista, disfrazados de democracia, como Cuba, Nicaragua y Venezuela, cuyo comportamiento sigue contagiando a la región de América del Sur y Centroamérica, ¡sin que los EE.UU. los detenga!, porque no hay otro país que pueda acabar con el comunismo en América Latina.

Vea también: La polvareda de Donald Trump

Otras piezas de ajedrez

La sola idea de tener Trump a Marco Rubio en su gabinete, no se desprende por un simple hecho político de ser republicano sino porque hay otras piezas de ajedrez del Partido Republicano, que no serían confiables para el presidente Donald Trump y, porque en materia política, nadie firma una escritura pública para enajenar sus bienes políticos.

Y Marco Rubio, como republicano, no sería la excepción. Además, a él, también le interesa estar desde el cargo más importante en la diplomacia estadounidense, para presentar nuevas bases  como figura presidencial  al 2029, que podría tener otros millonarios que le entren a la competencia presidencial y, tengan visión o antojos por llegar a la Casa Blanca, y darle “jaque mate” a su propio jefe de Estado en las próximas elecciones, sin dejar de considerar que Trump estaría maniobrando para otro mandato presidencial, pero que la Constitución de EE.UU.,no tiene opción a tres periodos presidenciales consecutivos.

Pretenciones de reformar la Constitución de EE.UU.

Sin embargo, con ese sueño antiamericano, existen claras pretensiones republicanas con reformar la Constitución Estadounidense; y eso ,más que difícil sería imposible; o podría suceder lo contrario, porque con la mayoría que tienen los republicanos en las dos Cámaras en el Congreso: Senado y Cámara de Representantes, existe un control político presidencial; aunque en estos tiempos de inestabilidad social y división política  que cruzan los ciudadanos estadounidenses, todo puede suceder. Sin embargo, hay otro poder que podría frenar esas pretensiones republicanas como es el Poder Judicial y en el que también el presidente Trump, puede entrar a mover fichas en la mesa de ajedrez que le ha dado al secretario de Estado Marco Rubio.

El famoso tablero de ajedrez, en el que están jugando muchos millonarios, con peones, caballos y reinas, será cosa de paciencia y con tiempo prudencial, a fin de no adelantarse a las jugadas políticas y, que, obviamente, el pueblo estadounidense espera que las promesas de campaña del presidente Trump, las cumpla, porque es prematuro sentenciar sus promesas de campaña, aunque no es menos cierto que en la actualidad su mandato le está fallando en un 54% a sus votantes, que en suma total, la factura sería muy costosa para el Partido Republicano y sus jugadores de ajedrez perderían con “jaque mate”en las próximas elecciones.

Sueño podría quedar trunco

De todas estas jugadas dentro de esta resbalosa mesa de ajedrez en la que lo ha puesto el presidente Trump, al Secretario de Estado Marco Rubio, o pasa a la historia con buen récord político como Henry Kissinger, Premio Nobel de la Paz en 1973; Consejero de Kennedy y asesor de seguridad nacional y secretario de Estado con Richard Nixon, o su sueño americano de estar en la Casa Blanca, queda trunco y no convertirse en el primer hispanoamericano en la historia de los EE.UU, como el presidente número 48 y, ubique a la historia de Hispanoamérica, que primero somos americanos y luego, de cada país o nación del continente americano.

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