La cifra de quienes renuncian a ser estadounidenses tiene cuatro años en aumento. Entre 2012 y 2016 ha escalado casi cinco veces el número: pasó de 932 a 5,411 personas que ya no quieren usar el pasaporte de Estados Unidos o ser residentes, según una lista del Departamento del Tesoro.
Se trata de una retahíla de nombres de distintos orígenes, desde latinos, asiáticos, árabes e incluso estadounidenses, que marcan un récord histórico en los últimos 18 años. Pero el listado destaca por un nombre en particular: Boris Johnson, el canciller británico. Su caso ejemplifica la realidad de quienes deciden dejar de llamarse estadounidenses.
Johnson nació en Nueva York mientras sus padres trabajaban en Estados Unidos. Pero no vivió en el país sino hasta que cumplió 5 años. Después de tanto anunciar que renunciaría a su nacionalidad, finalmente concretó la decisión, que no parece estar vinculada a diferencias con el presidente republicano Donald Trump, sino más bien a una forma de asegurarse que no tiene que pagar un dólar más al Servicio de Impuestos de Estados Unidos (IRS, por su sigla en inglés).En 2014, reclamó a toda voz que Estados Unidos quería quitarle impuestos por la venta de una propiedad en Londres, algo que catalogó como «absolutamente indignante», aunque luego honró sus obligaciones.
Según la Oficina de Seguridad Nacional, durante la última década, Estados Unidos ha nacionalizado a 6.6 millones de personas: solo en 2015 el país recibió a 729,995.
Una cifra en aumento: más personas renuncian a la nacionalidad estadounidense
Entre 2015 y 2016, la cifra experimentó un crecimiento de 26%. Pero el incremento es de 58% en relación con 2014.