Nadie podrá sostener lo contrario, para dudar, que las elecciones presidenciales en los EEUU., de noviembre 5, 2024, no hayan sido legítimas. Al contrario, el mismo partido demócrata perdedor de éstas fueron reconocidas a pocas horas de los resultados oficiales; eso demuestra que el sistema institucional electoral estadounidense cuenta con credibilidad absoluta.
Lo que sabemos, es los efectos que ha causado entre las gentes por los dichos y futuros hechos del presidente electo Donald Trump, en cuanto a las medidas que lanzaría en el terreno migratorio con los más de 11 millones de inmigrantes indocumentados; deportándolos sin un debido proceso, mediante redadas en varios estados del país, de los cuales ya hay resistencia de alcaldes, gobernadores, jefes de policía y sheriff, que anticipan no cumplir con las pretensiones del Sr. Trump, entre ellas, la gobernadora de California, y también en Carolina del Norte, entre otras autoridades de Estados; tomando en consideración que, muchas son inconstitucionales, como la de quitarle la ciudadanía estadounidense a quien haya nacido en este país, cuyo sueño presidencial estaría sobre la14a. Enmienda, ratificada hace 156 años, en 1868, que establece que”todas las personas nacidas o naturalizadas en Estados Unidos y sujetas a la jurisdicción del mismo, son ciudadanos de Estados Unidos y del Estado en el que residen”.
Nosotros el Pueblo
La Enmienda se aprobó al final de la Guerra Civil, para aclarar a la ciudadanía de los esclavos recién liberados nacidos en Estados Unidos. La Constitución de los EE.UU. de América, fue redactada con sentido humano, en la que podemos publicar su preámbulo constitucional:”Nosotros, el Pueblo de los Estados Unidos, a fin de formar una Unión más perfecta, establecer la justicia, garantizar la tranquilidad nacional, atender a la defensa común para nosotros, fomentar el bienestar general y asegurar los beneficios de la, libertad para nosotros y para nuestra posteridad.” A esto, lo del señor Trump, es una aspiración sonámbula presidencial, que lo despertaría muy empolvado cuando entienda bien el preámbulo de la Constitución de los Estados Unidos de América.
Además, la expectativa que causó en promesas de campaña, que Estados Unidos, no puede darse el lujo de sostener dos guerras al mismo tiempo, y en eso, estamos muy de acuerdo, pero para llegar a eso, hay que barrer despacio para no hacer polvareda, para que pueda cumplirlas, como eso de terminar dos guerras en 24 horas(las de Ucrania y Rusia, o la de Israel con los grupos terroristas Hamás).
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Lamentablemente, el presidente electo Trump, ha provocado una polvareda que ha causado efecto entre las gentes por los dichos y futuro hechos, que han alterado a unos y apasionado a otros, pero más allá de la “polvareda” trompista, es que nos diga cómo robustecer la economía de los estadounidenses, para que los votantes no terminen defraudados y, eso sí está por verse, porque tendría que usar una manguera con un fuerte chorro de agua, para no asfixiarnos de la polvareda con la que estaríamos combatiendo.
Ciudades santuarios
Otro de los malestares que ya está provocando un alboroto con mucho polvo, es suspender los programas humanitarios en ciudades santuarios, que no se aleja de eliminar el TPS para más de 90 mil nicaragüenses que entraron con el parole humanitario y no con TPS, que vence en enero 2025.
La «polvareda del señor Trump», va más allá de lo que uno pueda imaginar, cuando dentro de sus planes está la de poner en funcionamiento la «Operación Aurora», imponiendo la pena de muerte para el que asesine a un ciudadano estadounidense o a un agente de la DEA, deba imponerse la ley de 1798,: como “enemigos extranjeros”.
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Los Estados Unidos de América, cuenta históricamente con un convicto de la justicia como presidente electo, que antes hasta el día de su posesión en enero 20, 2025, se tiene que aclarar los juicios por fraude civil, que fue multado con 355 millones de dólares, que no han sido pagados, entre otros. Indudablemente, por el goce constitucional de impunidad que goza un mandatario elegido, estaría al margen de la ley pero no encima de ella, cosa muy contradictoria para el criterio de analistas políticos.
Cuatro problemas más urgentes
No sabemos en este nuevo mandato presidencial del Sr. Trump, el futuro que tenga Latinoamérica. Cuál sería el trato con países con gobiernos izquierdistas como Venezuela, Nicaragua, Cuba, México y otros, sin descartar su política internacional con la que ha anticipado, hasta que México y Canadá, sean países de territorio estadounidense, semejanza al Estado Asociado de Puerto Rico?, que aunque el Sr. Trump, ha levantado una «polvareda», hay que comenzar respetando lo que constitucionalmente le corresponde al Ejecutivo, que cuenta con una mayoría en el Congreso, que bien le serviría resolver cuatro de los problemas más urgentes para los estadounidenses:”la economía con el costo elevado de la vivienda y alimentos.
El de los inmigrantes indocumentados, con una reforma migratoria, para cambiar su sistema caduco. El de salud, ante el aumento del costo de la medicina. Y, la cuarta, las dos guerras en el Medio Oriente. Con esas soluciones que prometió antes, durante, después de su campaña y como presidente electo, se podrá decir al Sr. Trump, gracias, Señor Presidente, pero sin que haya más“polvareda.”