Carolina del Norte-Estados Unidos.- Los hermanos Guillermo y Jonathan Vargas están al frente de la crisis sanitaria generada por el COVID-19 en Carolina del Norte, como enfermeros en la unidad de UCI en un hospital local, pero también enfrentan el riesgo de deportación.
Originarios de Puebla, México, Guillermo y Jonathan llevan 18 años en Estados Unidos y han trabajado para todo lo que tienen y convertirse en ciudadanos estadounidenses.
Jonathan asegura que ha trabajado en tiendas de neumáticos, tienda de automóviles, McDonald’s, un depósito de chatarra, y fue hasta 2012 cuando pudo ingresar a la escuela tras el programa DACA anunciado por el entonces presidente Barack Obama.
Su hermano Guillermo, afirmó que no son asesinos, violadores, tampoco traficantes de drogas. “Soy enfermero, mi hermano es enfermero. Nos preocupamos por los estadounidenses. Nos encanta lo que hacemos. Y este es mi país”, dijo.
Su abogado Jeremy McKinney indicó que existen fronteras y tienen reglas, aunque las reglas realmente no tienen mucho sentido cuando se compara con las realidades de la economía y la fuerza laboral.
Los hermanos Vargas son considerados soñadores, o personas que viajaron a los Estados Unidos cuando eran niños y se les otorgó un estatus migratorio especial.
El gobierno de Trump revocó la Ley Dreamers en 2017, por considerarla inconstitucional, pero actualmente no existe un camino permanente hacia la ciudadanía para los beneficiarios de DACA.
La medida deja a los hermanos Vargas y a casi 700 mil más inseguros sobre su futuro en Estados Unidos.
McKinney aseveró que la administración de Donald Trump no ha dicho si DACA termina, y si estas personas se vuelven deportables de inmediato.
Guillermo y Jonathan continúan trabajando para curar a pacientes co COVID-19, mientras esperan la decisión de su situación migratoria.