WASHINGTON— La redada en el pequeño poblado de Postville (Iowa) en 2008 atrapó a 389 trabajadores indocumentados y diezmó a una comunidad entera y, al conmemorar su décimo aniversario esta semana, activistas cívicos y religiosos exigirán del Congreso una reforma migratoria integral.
En lo que en su momento se consideró la mayor redada de Inmigración en un sólo sitio laboral en la historia de EEUU, el 12 de mayo de 2008, agentes de la Oficina de Inmigración y Aduanas (ICE)arrestaron a 389 trabajadores indocumentados en Agriprocessors Inc., una planta procesadora de carnes kosher.
La mayoría de los arrestados era de México y Guatemala, fueron enjuiciados por varios cargos criminales, incluyendo “robo de identidad” y fraude con documentos del Seguro Social, y puestos en trámites de deportación.
Fue la primera vez que ICE presentaba cargos criminales contra tantos inmigrantes indocumentados a la vez, una práctica que, por órdenes de la Administración Trump, ahora se hará común contra personas que cruzan ilegalmente la frontera sur.
Activistas cívicos y religiosos han programado lo que describen como un “citatorio” (“summons”, en inglés) para el próximo viernes para conmemorar el décimo aniversario de esa redada, denunciar la “cruel” política migratoria de la Administración Trump, y exigir una respuesta legislativa a la disfunción del sistema migratorio.
“Desde una perspectiva cristiana, estamos llamados a defender la dignidad de los inmigrantes. Lo que este país está haciendo es cruel e injusto“, dijo a este diario Mary McCauley, entonces administradora pastoral de la Iglesia Católica St. Bridget en Postville, que sirvió de refugio a centenares de niños, familiares e inmigrantes afectados por la redada.
“La redada de Postville tuvo un impacto profundo en la comunidad y en todo el país, y queremos que este citatorio sirva para presionar por un trato digno para los inmigrantes, y una reforma migratoria”, enfatizó McCauley.
Una redada “de película”
Como imágenes sacadas de una película de acción policial, agentes armados a bordo de vehículos, furgonetas, autobuses y helicópteros irrumpieron en la ciudad y en la planta procesadora de carnes y arrestaron a 389 trabajadores indocumentados, sin darles siquiera tiempo de avisar a sus familias, según recogieron en un posterior estudio de la redadalas investigadoras Cindy Juby y Laura E. Kaplan.
Cual persecución de peligrosos criminales a la fuga, “llegaron con helicópteros que sobrevolaron la zona durante horas, trajeron enormes autobuses, desplegaron a centenares de agentes armados, que corrían por todas partes. Bloquearon cada entrada (a la fábrica) con la policía estatal o vehículos federales con las luces intermitentes”, recordó un testigo.
Los agentes “perseguían a la gente en los campos… la perseguían en vehículos. Entraron a apartamentos, a las casas, en busca de gente, sacándolos de armarios”, agregó.
Su llegada causó pánico y confusión, sobre todo porque ICE aparentemente no dio explicaciones ni a líderes comunitarios ni a las familias que sufrieron el quebranto que acompaña las deportaciones, según un un proyecto que mantiene un archivo de la redada.
Los trabajadores indocumentados fueron trasladados a una instalación federal a 80 millas de Postville y la mayoría fueron deportados.
El experimento de tolerancia en Postville
El impacto fue grande en esa empresa de la industria cárnica de EEUU que, ante el escaso interés de los trabajadores ciudadanos o residentes legales, depende cada vez más de una mano de obra indocumentada dispuesta a aceptar bajos salarios y peligrosas condiciones laborales, según la federación sindical AFL-CIO.
También lo fue, con creces, en la comunidad inmigrante de Iowa, un estado rural de la zona central de Estados Unidos de mayoría blanca, que a partir de 2000 comenzó una transformación con la llegada de extranjeros.
Según datos del Censo de 2000, Iowa contaba entonces con una población de tres millones de personas y una mayoría blanca del 95% mientras que en el pequeño poblado de Postville, con 2,227 habitantes, la comunidad minoritaria era del 20,4%.
Como sucede en otras partes de la zona central bajo dominio anglosajón, la llegada de extranjeros y minorías puso a prueba el nivel de tolerancia de Iowa hacia “los otros” porque, por definición, las comunidades insulares tienden a resistir cambios demográficos repentinos.
En el caso de Agriprocessors , la empresa fue catalizadora de cambios notables en Postville porque, para comenzar, sus dueños eran judíos jasídicos con costumbres ortodoxas y una cultura y ritos religiosos ajenos a la cultura local. La contratación de latinos añadió a la diversidad étnica y cultural, que sumió a los vecinos en un complejo proceso de adaptación.
Las cifras del Censo de 2010 apuntan a que los latinos conformaron el 32% de la población en Postville, con un total de 773, la mayoría de México.
Esa metamorfosis no fue fácil, claro está, pero, según el estudio de Juby y Kaplan, los vecinos no sólo se han adaptado a la llegada de gente con distintas etnias, culturas y religiones, sino que “han abrazado esos cambios y los han integrado a su identidad”.
Un llamado a la acción
Entre los actos programados en Postville para el viernes próximo, los activistas realizarán un momento de silencio, y un acto de oración ecuménico en la Iglesia Católica St. Bridget. También habrá una protesta y la lectura de nombres de algunos de los deportados en “Meyer Park”, muy cerca al sitio de la redada.
Es que la Administración Trump se ha ensañado con la comunidad inmigrante –97 fueron arrestados en una redada afuera de Morristown (Tennesee) el pasado 5 de abri- y presiona al Congreso a que apruebe leyes draconianas para incluso reducir drásticamente la inmigración legal.