WASHINGTON – Como parte de su campaña de persuasión para lograr su prometido muro fronterizo, el presidente Donald Trump visitó una instalación de la Oficina de Aduanas y Control de Fronteras (CBP) en Sterling (Virginia), donde pidió controlar la porosa frontera y amenazó con cortar la ayuda exterior de EE.UU. a países que no frenen el tráfico de drogas hacia el Norte.
Trump se reunió en privado con empleados del “Border Patrol National Targeting Center” de la CBP, que desde 2001 tiene a su cargo la vigilancia de los viajeros y cargamentos que entran al país.
Tres días después de “vender” su plan migratorio durante el discurso sobre el “Estado de la Unión” ante el Congreso, el objetivo de la visita era destacar la urgencia de que los legisladores voten el plan, que pide $25,000 millones para el muro y más agentes de inmigración en la frontera y al interior del país.
Trump escuchó una presentación sobre el flujo de drogas que proviene de Sudamérica, particularmente de Colombia y Perú, aunque el comisionado interino de la CBP, Kevin McAleenan, le indicó que EEUU ha estrechado la colaboración antinarcóticos con México y otros países productores de drogas.
“Tenemos que frenar las drogas…. estos países no son nuestros amigos. Saben, creemos que son nuestros amigos y les mandamos ayuda masiva”, afirmó Trump, al destacar que, según las autoridades policiales, entre el 70% y el 80% de los delitos en EEUU se derivan de las drogas.
Ayuda masiva sería recortada
“No voy a mencionar nombres ahora mismo, pero veo estos países, veo los números que les mandamos–les mandamos ayuda masiva y ellos están colando drogas en nuestro país y se ríen de nosotros…. quiero frenar esa ayuda” si no le ponen freno al flujo de drogas, amenazó Trump.
“Les damos miles de millones de dólares, y no hacen lo que se supone que deben hacer. Y lo saben. Pero vamos a tomar una acción muy dura”, prometió el mandatario, sin ofrecer detalles.
Sus amenazas ambiguas chocaron con las declaraciones de buena voluntad y cooperación que ha hecho en México el secretario de Estado, Rex Tillerson, en el marco de su gira por varios países de América Latina esta semana.
Durante la visita, la secretaria de Seguridad Nacional, Kirstjen Nielsen, dijo a Trump que “vemos que a diario, cerca de 70 terroristas tratan de llegar acá con algún método de transporte”, lo que se traduce a 500 a la semana ó 2,000 al año.
Nielsen derrochó elogios al plan migratorio de Trump porque, a su juicio, ayudará a hacer frente a los retos de seguridad nacional, y le aseguró que el muro será construido.
Por otra parte, Trump se quejó de que inmigrantes de “El Salvador, Guatemala, Honduras, México , todas partes… se están colando a nuestro país. Tenemos que frenar eso, pero las leyes (actuales) lo hacen muy difícil”.
“Si tuviésemos las leyes correctas en el Congreso, la labor (del Departamento de Seguridad Nacional) sería un 100% más fácil”, dijo Trump, reiterando su queja de que los tribunales “no funcionan”.
Asimismo, Trump expresó frustración por la falta de avance en las negociaciones para resolver el futuro de los “Dreamers”, que han quedado expuestos a la deportación desde que su Administración desmanteló el programa de “acción diferida” (DACA) de 2012.
Como ya lo ha hecho en las últimas semanas, Trump reiteró su queja de que son los demócratas los que no negocian de buena fe y utilizan el asunto “para propósitos políticos, para las elecciones”.
“Queremos hacer un trato. Creo que ellos (los demócratas) quieren usarlo para propósitos políticos, para las elecciones (de noviembre próximo)”, argumentó.
No estoy contento
Pero el mandatario también ha politizado este asunto: en su cuenta en Twitter ha dicho varias veces que es necesario agregar más republicanos al Congreso para lograr el avance de su agenda.
Trump también dijo que los demócratas “se están dando por vencidos sobre DACA, que supuestamente es (algo) suyo, pero es nuestro porque somos los que nos estamos encargando de DACA, no ellos”.
Su plan migratorio también mantiene divididos a los republicanos, y los demócratas insisten en que no habría urgencia ahora si la Administración no hubiese desmantelado “DACA” en septiembre pasado.
El líder de la minoría demócrata en el Senado, Chuck Schumer, afirmó hoy que el plan de Trump “no obtendrá una mayoría en ninguna de las dos cámaras del Congreso”.
Las negociaciones están estancadas porque la Casa Blanca quiere que el Senado apruebe su plan migratorio, que incluye $25,000 millones para el muro y más agentes de inmigración y la reducción de la inmigración legal, y los demócratas no quieren hacer concesiones en las visas legales.
El líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, se comprometió con los demócratas a permitir un voto sobre DACA si no se logra un acuerdo antes del próximo 8 de febrero, cuando el gobierno nuevamente agotará sus fondos.