El reporte, divulgado este jueves por la organización, revisa el acceso a la salud en adultos hispanos y afroestadounidenses con edades entre 19 y 54 años entre 2013 y 2018 y sus hallazgos se presentan en un contexto de posible una nueva amenaza para la ley: la Corte Suprema debe dictaminar si la ley es o no constitucional, lo que podría poner en riesgo a millones que obtienen cobertura a través de los mercados de salud.
A partir de data federal, los investigadores analizaron tres indicadores de acceso a la salud para distintos grupos raciales y étnicos: no tener seguro, relegar tratamientos necesarios debido al costo y disponer de un servicio regular de atención médica. Mediante comparaciones pudieron determinar si la disparidad se ha reducido desde que Ley de Cuidados de Salud Asequible (Affordable Care Act) entró en efecto.
Y sí ha habido notables avances. La cantidad de hispanos con edades comprendidas entre 19 y 54 años sin seguro médico bajó de 40.2% a casi 25% entre 2013 y 2018, aunque la cifra se ha estancado desde 2016. Lo mismo -pero en menor proporción- ocurre con los afroestadounidenses para los que el porcentaje de personas sin cobertura pasó de 24.4% a 14.4%
La brecha de disparidad de ambos grupos en comparación con blancos se ha reducido en 9.4% y 4.1% respectivamente, pero esos logros se han detenido y hasta reducido desde 2016, año en que Donald Trump ganó la presidencia.
La diferencia entre la tasa de no asegurados de los grupos minoritarios y los blancos fue menor en aquellos estados que expandieron Medicaid, que en aquellos que no lo hicieron. Es decir: sigue habiendo menos blancos sin seguro médico que hispanos, pero la brecha se ha hecho menor: de 23% se redujo a casi un 13%.
En el caso de los afroestadounidenses el progreso ha sido tal que, a cinco años de la implementación de Obamacare, los adultos de raza negra que viven en estados que expandieron Medicaid tienen cobertura igual o mejor que los blancos que viven en estados que no expandieron Medicaid.