Buenos Aires – Argentina.- En Argentina ser mujer no es tarea fácil, sobre todo cuando de seguridad y no violencia se trata, el país del tango se ha convertido también en el país del peligro para las mujeres. Pues al igual que muchos países de la región la violencia de género contra las féminas e incluso el feminicidio ha aumentado en gran escala.
Durante los ochos meses que han transcurrido del año 2019, el Observatorio de las violencias de género, contabilizó 223 casos de violencia machista, arrojando una media de un feminicidio cada 27 horas. La cifra presentada hasta el mes de agosto, supera la cantidad de asesinatos a mujeres registrados durante el mismo lapso de tiempo pero en 2018; la estadística total de feminicidios registrados el pasado año, según la Corte Suprema de Justicia, se ubicó en 278 víctimas, una cada 31 horas.
Los últimos cuatro casos de mujeres asesinadas durante el fin de semana, han encendido las alarmas y el miedo en la población. Navila Garay, una niña de 15 años de edad, fue asesinada y enterrada en la localidad bonaerense de Chascomús.
Otra de las víctimas fue identificada como Laura Cielo López, de 18 años de edad, a ella la descuartizaron y la arrojaron a un río de la provincia patagónica de Neuquén. La ex pareja de la enfermera Cecilia Burgadt, de 42 años, presuntamente la asesinó a golpes en Santa Fe.
La historia de vida de Vanesa Caro, de 38 años de edad, también fue muy corte. Su esposo la quemó viva delante de sus hijos.
Pese a las movilizaciones y protestas bajo el lema “Ni una menos”, en Argentina la cifra sigue aumentado y en las últimas horas a la triste lista se le han sumado, Garay, López, Burgadt y Caro
“Son mujeres asesinadas por femicidas. Es violencia machista. Después preguntan por qué estamos tan enojadas. Seguimos gritando #NiUnaMenos”, expresó Ingrid Beck, una de las fundadoras del colectivo “Ni Una Menos” que inició las protestas multitudinarias en junio de 2015.
“A 4 años del #NiUnaMenos la violencia machista en la Argentina goza de excelente salud. Es hora de tomarse en serio las políticas para combatir la violencia contra las mujeres y las disidencias. No es una medida, son un montón de políticas que hacen falta”, exige Ana Correa, otra de las fundadoras.