Quito- Ecuador.- En 2012 la prensa ya informaba que una aeronave de matrícula mexicana se estrellaba a pocos metros de una vía en la provincia de Manabí. Otro avión, en cuyo interior se encontró $1,3 millones en billetes, fue incautado en la Costa; y una tercera aeronave, con matrícula falsa, era capturada en la provincia de Santa Elena.
En 2014 un aeroplano con 180 kilos de cocaína fue decomisado en el Guayas; y en 2018 dos pilotos mexicanos fueron rescatados después de estrellarse al sur de Guayaquil. Son señales claras de que desde 2012 las redes del narcotráfico utilizaban Ecuador para traficar con droga.
Detrás de esto se encontraba Joaquín Guzmán Loera, alias “El Chapo”, que hace pocos días fue declarado culpable de narcotráfico y otros nueve delitos por una corte de Nueva York, tras casi cuatro meses de un juicio que generó una enorme expectativa mundial. “El Chapo” operó en 15 países a través del cartel de Sinaloa y Ecuador fue uno de ellos.
Durante el juicio, un testigo colombiano acusó a un exoficial del Ejército ecuatoriano que utilizaba vehículos militares para transportar droga. El cartel le pagaba $ 100 por cada kilo y en 2008 habría recibido $ 600.000. El exuniformado fue juzgado y sentenciado a 13 años de prisión, pero en 2018 recibió la prelibertad en un proceso que ahora es indagado por la Fiscalía y por la Judicatura por presuntas irregularidades en los procedimientos judiciales.
En el mismo juicio se demostró cómo el narcotráfico fundaba empresas fantasmas. Una de esas compañías era una línea aérea, que nunca operó, y otras dos empresas supuestamente dedicadas a actividades de gestión comercial. Las bandas del narcotráfico también se dedicaban al negocio inmobiliario, tiendas de ropa, gasolineras, distribuidoras de medicamentos, de inversiones y en el sector de la ganadería.
La prueba más palpable de la presencia del narcotráfico en Ecuador era la red que lideraba alias “Guacho”, quien operaba en la frontera norte de Esmeraldas y en los cantones de San Lorenzo y Mataje.