Oakland.- Las mismas Finales, los mismos protagonistas, la misma historia. Los Golden State Warriors sacaron provecho de su profundidad de banquillo para propinar la primera estocada (104-89) a uno Cleveland Cavaliers demasiado básicos para la complejidad californiana.
El juego grupal volvió a triunfar, tal y como sucedió en la serie del año pasado, aunque esta vez LeBron James (23 puntos, 12 rebotes y nueve asistencias) no estuvo solo ante el peligro gracias a la presencia de Kevin Love (17 puntos y 13 rebotes) y Kyrie Irving (26 puntos). No fue suficiente.
Quien tuvo la capacidad de sorprender fue Steve Kerr, no Tyronn Lue, quienes brillaron fueron los jugadores secundarios de los Warriors, no los que suelen acaparar la gloria. Los vigentes campeones ganaron la batalla del desconcierto durante buena parte de la cita y en los tres minutos finales le llegó el turno a Stephen Curry (11 puntos, seis asistencias y cinco rebotes) y Klay Thompson (nueve puntos y cinco rebotes), esas bestias que no estaban muertas, sino de parranda para anotar dos triples consecutivos definitorios.
Pero antes, el desconcierto. Ni Andre Iguodala (12 puntos, siete rebotes y seis asistencias) en la alineación titular, ni la triplemanía que se llegó a vaticinar y ni siquiera el monopolio ofensivo de los jugadores más destacados de los Warriors. El Juego 1 comenzó con un plan de acción elaborado por el Coach del Año hacía 48 horas: desahogar a los ‘Hermanos Splash’, consciente de que gran parte de la atención recaería en ellos, y repartir el protagonismo entre los demás jugadores. La solidaridad dio sus frutos y rápidamente la defensa de los Cavaliers hizo aguas tras verse desbordados por Harrison Barnes (13 puntos) primero, Andrew Bogut (10 puntos) después, y una banca prodigiosa más tarde.
Ningún jugador de los Warriors había alcanzado los dobles dígitos al descanso, aunque nueve habían anotado algún punto y seis de ellos superaron la media docena de unidades. Los Cavaliers, en cambio, se aprovecharon de un dominio a medias de Irving (13 puntos) LeBron (11 puntos) y Love (10 puntos). El ‘Big Three’ de Cleveland parecía la única salida de un equipo demasiado dependiente de sus estrellas, razón de sobra para que los locales sacaran partido de la férrea defensa de Iguodala sobre James. ‘El Rey’ culminó con éxito 4-de-5 penetraciones en el primer periodo mientras que en el segundo no logró ejecutar ninguna. Sus vías de entrada se sellaron.
Si el éxtasis que se genera en el graderío del Oracle Arena suele llegar por parte de Curry, Thompson o Green, en esta ocasión durante los primeros 24 minutos los asistentes se emocionaron con Leandro Barbosa (11 puntos) y su espectacular salida en escena: en cinco minutos anotó siete puntos que aportaron para que los Warriors llegaran a una máxima ventaja de 14 unidades, con Festus Ezeli y su intervención a canasta en tres minutos, con un Anderson Varejão que en sus dos minutos de gloria arañó una falta ofensiva, Shaun Livingston como el artífice de anotaciones certeras que vinieron como agua de mayo (alcanzó su primer encuentro de 20 puntos en postemporada de su carrera), pero sobre todo el estadio vibró con un Iguodala magistral. Tanto Curry como Thompson sumaron su peor marca combinada en una primera mitad de toda la temporada: 10 puntos.
La fórmula de los menos habituales se repitió en el último periodo de manera idéntica, justo después de que los Warriors sufrieran una punzadita tras la reanudación. De nuevo Barbosa, Varejão, Livingston e Iguodala se encargaron de minimizar el amago de acercamiento de unos Cavaliers demasiado concentrados en sus titulares. Al finalizar el encuentro, la banca de los Warriors anotó 35 puntos más que sus rivales (45-10).
La cita prometía dar juego en el perímetro al presentarse los dos planteles con mejor balance de triples de la temporada regular. Los Cavs venían de alcanzar 14.4 triples por juego en esta postemporada, habían logrado una diferencia de 228 puntos desde el perímetro ante sus adversarios en estos playoffs, mientras que los Warriors hicieron lo propio por 144 unidades. Finalmente no hubo esa lluvia pronosticada con unos californianos que llegaron a los nueve triples y unos Cavs que no superaron los siete. Ambos planteles llegaron al 33.3 por ciento de efectividad en el perímetro.
Con su victoria en el Juego 1, los Warriors le han ganado seis partidos consecutivos a los Cavaliers (tres en las Finales de 2015, dos en la temporada regular y uno en esta postemporada).