Las medidas económicas que está tomando el presidente Donald Trump, tienden a afectar la economía de muchas familias estadounidenses, sin dejar al margen la clase mas pobre; y en este caso, de aquellas familias de origen hispano, porque en su mayoría han obtenido un retiro con el Seguro Social muy por debajo de lo que le alcanzaría para vivir como retirada; tomando en consideración muchos factores económicos que no tienen ni guardan relación con el costo de vida actual, en donde la medicina, atención médica, alimentación, vivienda y otros componentes, que requieren forzosa e imperiosamente asumirlos individual o colectivamente.
La asistencia médica para personas de menores ingresos les afectaría sustancialmente, porque las compañías aseguradoras tendrían la libertad de subir los seguros, y en el caso de Medicaid, los nuevos recortes les darían a los estados poder para limitar el rango de cobertura o beneficios, a pesar del rechazo del Congreso a hacer ajustes al programa de salud que se quisiera implantar.
Así mismo, los recortes a los programas sociales contemplaría a cumplir un proyecto de ley que los republicanos pasaron para recortar más de 800 millones de dólares dentro de los próximos 10 años, estimándose que este ajuste podría disminuir los beneficios del Medicaid para cerca de 10 millones de personas.
Los recortes anunciados por la Casa Blanca, están dejando una enorme preocupación en la población estadounidense; y no solo porque éstos abarquen el sistema de salud, si no porque existen otros beneficios básicos, como los cupones de alimentos que se pretenden que desaparezcan, porque el Ejecutivo desea imponer una normativa y no una regulación social con un parámetro de equidad dentro del sistema de salud, capaz de que este permita sostenerlo, para evitar que los beneficios sociales hacia las personas no se confundan con obligaciones si no con derechos adquiridos por ley, la misma que no se puede violar con simples antojos reformistas que afectarían a los más pobres del país.
La anterior administración del presidente Obama, facilitaba una más segura cobertura médica entre el asegurado y las aseguradoras, porque se había establecido un parámetro de equidad, que se tenía en los beneficios médicos por derechos adquiridos ante la ley, lo que hoy se está poniendo en riesgo esas posibilidades con las pretensiones del presidente Trump, y por cuyas consecuencias, los recortes a los programas sociales se estrena, derrumbando como una edificación mal construía dentro de un proyecto habitacional millonario, en la que ninguna familia de escasos recursos económicos, como retirada, tenga suficiente dinero para afrontarla en su economía familiar.
Sin embargo, la propuesta del presidente Trump, no únicamente es una versión, y que de reflejarse condiciones preexistentes para desmantelar completamente el Obamacare, tendría que cumplirse la propuesta de incluir los 8,000 millones de dólares para cubrir las enfermedades actuales y que se prevé ya no alcanzaría para todos.
Así mismo, es muy preocupante que los Estados de la Unión Americana, tengan la posibilidad de excluir uno o varios de los beneficios esenciales que están garantizados por ley en el ACA, y que incluyen servicios de hospitalización, salud mental, emergencia y medicamentos, entre otros, con lo cual, las enfermedades crónicas que afecta a millones de latinos en los Estados Unidos, quedaría a merced de una bondad recetaria sin garantía de salud humanitaria.