domingo, octubre 6, 2024

Los mundos paralelos de Chávez Jr y Alvarez

La existencia de mundos paralelos es una hipótesis de la física cuántica que divide a los investigadores. En boxeo, esa discusión ya no es necesaria. Los mundos paralelos existen, al menos desde que se supo que Saúl «Canelo» Álvarez y Julio Cesar Chávez Junior empezaron a negociar una posible pelea entre ambos para mayo del 2017.

Por más de una razón, ese combate va de lo absurdo a lo desconcertante y de la morbosa curiosidad a la desmedida expectación. Justificada por cierto, como todo aquello que escapa a lo usual, a lo esperado, a lo que rompe con la normalidad. Y una pelea de Chávez Junior con Canelo Álvarez rompe con los estereotipos, es inusual, incoherente, como si perteneciera a uno de esos universos paralelos que muchos insisten con su existencia. Y no es para menos.

Canelo se ha negado rotundamente a subir a la balanza en 160 libras. Tan lejos fue en su determinación que no dudó en renunciar al título antes de enfrentar al legítimo monarca: Gennady Golovkin. Un título que, es bueno recordar, había ganado de manera estrambótica cuando venció al puertorriqueño Miguel Ángel Cotto, que ya ostentaba el cinturón de una división ajena a su verdadero peso.

Por su parte, Chávez Junior en el 2012 tuvo su última pelea donde logró dar por debajo de 160 libras (contra Sergio Martínez), luego nos acostumbramos a verlo por encima de las 170 libras y parecía condenado a reinventarse en las 175 libras, dada su incapacidad de buscar una disciplina que le permitiera mantenerse en peso.

Canelo que no quería pelear en 160 y Chávez que no bajaba de 170, de pronto y de manera natural, comienzan a negociar una pelea en 165 libras. Una batalla donde no habrá títulos en juego y en una división que no existe. ¡Vaya! Una división paralela también.

Pero si Canelo y Chávez son pesos que bajo el imperio de lo obvio, sería imposible verlos frente a frente, se justifica esa afirmación — además — aceptando la realidad de sus diferencias. Me refiero a las diferencias adentro del ring, pero también sus diferencias afuera del mismo.

Canelo fuera del cuadrilátero es reconocido por un comportamiento normal y que no genera noticias negativas. Su vida pública es administrada de manera coherente y protegida con premisas de una súper estrella que pone especial cuidado en su imagen general. Chávez Junior es la antítesis. Ha tenido problemas de todo tipo y su indisciplina es merecedora de un profundo estudio.

Y si socialmente son diferentes, también lo son físicamente. Julio Cesar Chávez Junior es más grande, es más alto y tiene mayor extensión de brazos. En el boxeo de alto nivel, esas diferencias deberían condicionar un resultado siempre, algo que, sin embargo, no parece condicionar la realización de la pelea. Hasta el momento, solo el peso en la balanza (165 libras) es el primer requisito para que haya o no haya combate.

Y si finalmente hay combate, habrá que tomar en cuenta esas diferencias físicas a la hora de imaginar que pelea veremos. En este aspecto, imaginar la perspectiva del combate invita a toda clase de especulaciones, ninguna concluyente. Apenas puedo garantizar que no abundará la técnica y sobrará la emoción de manera independiente a la calidad del boxeo que veamos. Será difícil imaginar una pelea donde tomen muchas precauciones, por el contrario es posible que veamos una pelea donde arriesguen todo desde el comienzo o la propia presión que habrá sobre ambos les obligue a evitar los planes y encarar una pelea callejera a puro trallazo. En realidad, puede pasar cualquier cosa.

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