Con una cifra mas que numérica, importante, es la que representa más de 27.3 millones de hispanos aptos para votar; de esa cifra, unos 13 millones son los que acuden a ejercer su derecho al voto, con lo cual se demuestra que mas del 50% del votante hispano no acude a elegir a sus representantes en la Union Americana, y permite que otros lo hagan y decidan por su familia, lo que contraviene a los propios intereses en su comunidad.
Es aceptable que ningún político cumpla con las expectativas del ciudadano elector, pero es menos cierto que, dentro de ese concepto dejamos de exigir nuestras necesidades sociales y económicas, las mismas que plantean las autoridades en cada estado. También, no es menos cierto que existe un enorme enojo en el electorado, porque se ha capitalizado mal la forma de hacer política que en estos momentos estamos viviendo; y por supuesto, los estadounidenses tienen la campaña más vergonzosa de estos últimos 30 años; porque el debate político se dirigió al ataque personal y no al de propuestas que debíamos haber tenido.
Nuestros votantes de origen hispano que han obtenido la ciudadanía estadounidense, siguen muy de cerca las prioridades más urgentes que como inmigrantes les preocupa en su familia: la economía, que desde esa perspectiva se afianza el desarrollo socioeconómico de cada comunidad.
La inmigración, que como coyuntura inmoviliza a toda la sociedad inmigrante y es prioridad en la hispanidad, porque de su estatus depende su desarrollo humano. La seguridad nacional, es también base ineludible del pueblo estadounidense, y los hispanos nos hemos asociado a políticas de Estado de este país, porque lo que siempre se entenderá en materia de seguridad nacional, es que esta nación seguirá luchando para no permitir jamás que el terrorismo tenga espacio en territorio estadounidense.
Nuestra presencia hispana en los sitios de votación, tiene un contenido de seguir afianzado la libertad y la democracia que nos brinda Los Estados Unidos de América. Nuestro deber cívico de votar en cada elección es un mandato constitucional ciudadano; y votar, es saber que con nuestro voto hacemos que nos cuenten, y viviremos orgullosamente con el privilegio de ser hispanoamericanos en tierra de libertades, superación y de conquistas sociales.
Nuestro decisivo voto hispano, será para que el próximo presidente de Los Estados Unidos de la Union Americana, conozca nuevamente de nuestra fuerza y aportación a este país. Esperaremos que quien esté en la Casa Blanca, como presidente del pueblo norteamericano, tenga espacio para reflexionar y encaminar a la sociedad estadounidense, a reparar el daño que nos han causado políticos que no son la imagen de esta libre y democrática nación. Entonces, ese es el reto que dentro de nuestros derechos civiles, los hispanos, superan esos 13 millones de votantes que acudimos a elegir a nuestros representantes.
