El pueblo colombiano escribió una página dorada en la convocatoria del plebiscito planteado por el presidente Juan Manuel Santos y puesto a consideración de su merced, los votantes, dentro y fuera de Colombia, por un SI o por un NO, cuyas alternativas tenían una serie de análisis, que lastimosamente no llegaban a contar con un tiempo para precisamente analizarlos.
El clamor total de los colombianos porque llegue la paz definitiva es supremamente angustiosa porque las FARC, principalmente ésta, durante más de 50 años ha enlutado a miles de familias colombianas que durante esos años reclaman justicia.
El mismo punto de partida que tuvo el presidente Santos para negociar y firmar la paz en Cuba, ya significaba para la mayoría de los colombianos un desacierto del gobierno; y lo que es mas, tratar de garantizarlo con la presencia de decenas de mandatarios en suelo colombiano, se vio como un asunto político y no de Estado, cuyo adverso resultado en el plebiscito se comprobó que el NO no ganó. Pero mas allá de este resultado muy compartido, los colombianos votaron vehementemente por la paz de su país, pero no así como lo planteó Juan Manuel Santos, en virtud de que este Acuerdo de Paz, adolecía de nulidades jurídicas, cívicas y patrióticas. No se había tomado en consideración a los sectores sociales mas representativos ni a la misma oposición de Colombia.
Se manejó desde el gobierno una coyuntural propaganda ideológica y no de los intereses del pueblo colombiano; es por esas y otras falencias que la mayoría de votantes le dijo NO al SI, con la que queda demostrada una tremenda figuración de los personajes invitados que se vistieron de blanco pero, con una arrugada camisa negra que no se podrá planchar cuando existen por encima de todo, los sagrados intereses de una nación y un pueblo que está huérfano de justicia.
Sin embargo, la paz de Colombia tiene muchas herramientas que usar. La misma manifestación del presidente Juan Manuel Santos, el representante de grupo guerrillero de las FARC, y los líderes del NO de los expresidentes Uribe y Pastrana, así como la participación de las víctimas que perdieron a sus familiares, tienen la capacidad de trabajar para conseguir la paz de Colombia; una paz duradera y que garantice una seguridad social, reactivación económica, pero dando cuentas claras de cuántos y quiénes deberán acudir a la Justicia colombiana, y que en otro renglón se verifique la entrega de todas las armas y propiedades en poder de las FARC, situación muy difícil pero no imposible cuando se está trabajando con honor y dignidad por Colombia y su pueblo, que por supuesto no solo es interés continental sino de todo el mundo.
Y seguramente, este concepto lleva al presidente Juan Manuel Santos, para obtener el premio Nobel de la Paz, que aunque su “SI’ , no ganó, el “NO”, se traduce como una expresión colombianísima de unir más a los colombianos, pero sin olvidar el abstencionismo mayoritario.