miércoles, octubre 2, 2024

Muy pocos niños hispanos van al preescolar

Los niños hispanos son los que menos asisten a preescolares en EEUU, y los estudiantes de secundaria están entre los menos que se gradúan a tiempo, según el reporte anual Kids Count sobre el bienestar de los menores en el país.

El informe, elaborado todos los años por la Fundación Annie E. Casey, y que analiza el estado de la educación, económico, de salud, familiar y social de los niños del país, halló que más de la mitad de los niños de 3 y 4 años del país (4.4 millones) no asisten a un preescolar, y que el grupo demográfico que menos participa en esos programas son los hispanos.

El 60% de los niños hispanos en EEUU no asisten al preescolar, comparados con la media nacional que no va (53%), los blancos (50%) o los afroamericanos (49%).

La poca asistencia de los hispanos a tales programas representa un problema por los grandes beneficios cognitivos, sociales y emocionales que los niños obtienen de asistir a un preescolar.

Los programas preescolares de alta calidad «desempeñan un importante rol en la preparación de los niños para tener éxito y conducen a un nivel educativo, avance profesional e ingresos más altos» en el futuro, destaca el informe.

No obstante, la cifra de 60% representa una ligera mejora respecto a los años 2005 al 2009, cuando el 62% de los hispanos estaban fuera del preescolar.

El acceso a programas preescolares de alta calidad es desigual en Estados Unidos, como muchos otros aspectos de la educación, sobre todo para niños provenientes de hogares donde el inglés no es la lengua principal.
Un estudio reciente halló que a pesar que en el país hay sobre un millón de niños de 3 y 4 años que vienen de familias que hablan una lengua distinta del inglés, los programas públicos de educación temprana en pocos estados están equipados con políticas específicas para atender sus necesidades, tales como maestros bilingües o evaluaciones en su idioma materno.

Otros estudios han demostrado que el costo de las guarderías sobrepasa al de las universidades en varios estados del país al de la vivienda, y que para un trabajador con salario mínimo pagar por que le cuiden el bebé es simplemente imposible.

Sin embargo, hay razones para ser optimistas, y organizaciones sin fines de lucro han hallado recientemente ciertos indicadores positivos sobre el estado de la educación temprana en el país como más inversiones en programas preescolares y por niño, aumento en la matrícula y mejores estándares de calidad.

El informe de Kids Count agrega que los niños hispanos siguen arrastrando deficiencias a través de la escuela primaria y secundaria (el 80% no domina la lectura en cuarto grado y el 79% no domina las matemáticas en octavo), en niveles que han empeorado durante la última década, y que un gran porcentaje de ellos no se está graduando a tiempo de secundaria.

Casi una cuarta parte de los hispanos (22%) no se gradúa a tiempo de la secundaria (en cuatro años), cuando la media nacional es de 18% y la de los estudiantes blancos es de 14%.

Los estudiantes que se gradúan a tiempo tienen mejores probabilidades de obtener mayores ingresos en el futuro que los que se retrasan, aunque estos tienen a su vez mejores oportunidades que quienes nunca completaron su educación secundaria o que sacaron un certificado de equivalencia, o GED.

La fundación advirtió que obtener un diploma de secundaria y uno universitario sigue siendo la manera más fácil y confiable de ganarse la vida, a pesar de las amenazas a esas aspiraciones que representan los altos costos de la educación superior.

Según Kids Count, quienes consiguieron trabajo con un diploma de secundaria ganaron un promedio de $10.66 por hora ($27 mil dólares anuales), lo cual está por debajo de los salarios del año 2000. Una persona con bachillerato universitario reportó ingresos de $50 mil dólares anuales.

«Con un aumento en los costos de la educación, los sueldos estancados y una red social débil, los adolescentes tienen menos probabilidades que sus padres o sus abuelos de obtener una seguridad económica», dijo Patrick McCarthy, presidente y director ejecutivo de la Fundación Annie E. Casey.

«Por el bien de nuestra economía y de nuestra sociedad, debemos cambiar esta tendencia para asegurarnos de que los jóvenes de hoy, quienes serán la siguiente generación de trabajadores, padres y líderes comunitarios, tengan una exitosa transición a la edad adulta», agregó McCarthy.

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