sábado, julio 27, 2024

Irán niega vínculos con ataques a instalaciones saudíes

Teherán – Irán.- Irán ha desestimado las acusaciones lanzadas por Estados Unidos, luego de que rebeldes hutíes de Yemen bombardearan instalaciones petroleras de Arabia Saudí.

 

El pasado sábado, día de la arremetida, el secretario de Estado, Mike Pompeo, escribió en Twitter que “no hay evidencia de que los ataque vinieran de Yemen”.

 

Del mismo modo, el jefe de la diplomacia estadounidense aseguró que había sido la República Islámica la responsable de “un ataque sin precedentes contra el suministro de energía del mundo”.

 

A esas aseveraciones respondió Mohamad Javad Zarif, actual ministro de Asuntos Exteriores de Irán. En Twitter, Zarif calificó los señalamientos de su par norteamericano como un “máximo engaño”.

 

“Estados Unidos y sus aliados están atrapados en Yemen, debido a la ilusión de que la superioridad armamentística conducirá a la victoria militar”, escribió el encargado de la política exterior iraní.

 

Con ese último comentario, el Canciller hizo alusión al respaldo brindado por Washington a Arabia Saudí, en sus planes para arrebatar el poder a los rebeldes hutíes, que controlan varias regiones de Yemen, entre ellas Saná, su capital.

 

Los saudíes también pretenden reinstaurar en el Gobierno a las autoridades yemeníes que son reconocidas por la comunidad internacional.

 

Fue precisamente esa cruzada contra la insurgencia en Yemen la que motivó los bombardeos registrados la madrugada del sábado.

 

Al menos diez aviones no tripulados atacaron la refinería de Abqaiq y el campo petrolero de Khurais. En conjunto, ambas instalaciones tienen una capacidad de producción que supera los ocho millones de barriles de crudo por día.

 

Tras la embestida, el Reino se ha visto obligado a recortar su producción en, por lo menos, cinco millones de barriles por día. La cifra representa 5% del petróleo que consume el mundo, durante cada jornada.

 

Los mercados resintieron esa disminución durante la jornada de este lunes. El barril de crudo Brent alcanzó los 66,28 dólares, seis más que antes de abrir las bolsas. Por su parte, el West Texas se elevó cerca de 9%, impulsando consigo la gasolina y el combustible para calefacción, en Estados Unidos.

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