Las autoridades de Filipinas elevaron a 16 la cifra preliminar de muertos, tras el terremoto de magnitud 6,1 que, este lunes, azotó el norte de la isla.
La mayor parte de las víctimas se ha registrado en la provincia de Pampanga, a 100 kilómetros de Manila, la capital. Allí, la gobernadora Lilia Pineda ha solicitado se decrete el “estado de calamidad”.
Según la mandataria, la declaratoria permitirá “ayudar rápido a las familias de las víctimas y a aquellos cuyas viviendas han sufrido daños”.
Mientras tanto, los cuerpos de rescate continúan su cruzada por salvar vidas y recuperar posibles sobrevivientes de entre los escombros de un supermercado que se vino abajo en la ciudad de Porac. Reportes iniciales indicaron que en ese inmueble habrían quedado atrapadas unas 40 personas.
