Estados Unidos.- Este lunes, cuando comenzaba en California el cierre de emergencia de gimnasios y lugares de ocio y las restricciones a bares, cafetería y establecimientos que sirven comida, los agentes del servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) salieron a la calle con el mismo objetivo de siempre: arrestar a inmigrantes. Llevaban, eso sí, mascarillas N95 por si el coronavirus les obligaba a usarlas.
A pesar de la insistencia de organizaciones y activistas de suspender la actividad de ‘La Migra’ dado la excepcionalidad de la situación, el departamento de Seguridad Nacional hizo caso omiso a la carta que firmaron más de 45 asociaciones y siguió adelante con sus operativos. ICE aseguró que sí tomaría todas las precauciones posibles.
“Pedirnos que dejemos de hacer eso básicamente les da a esos delincuentes otra oportunidad para quizás cometer más crímenes, para crear más víctimas”, dijo a Los Angeles Times el director de operaciones de ICE en Los Ángeles.
Los agentes del servicio migratorio detuvieron primero a Pedro Castillo Bravo, mientras el hispano de 56 años se dirigía a hacer unas compras, asustado ante la falta de algunos productos en las tiendas. El hombre fue declarado culpable en 2015 de manejar bajo la influencia del alcohol, algo que aseguró no volver a hacer mientras imploraba que no se lo llevaran ya que es “el sustento de la familia”, contó LA Times.
ICE consiguió detener este lunes en Los Ángeles a otro hombre y lo metió en el mismo vehículo que Castillo. Antes de eso, el último arrestado había asegurado que tenía la green card pero uno de los agentes aseguró que un crimen por el que fue juzgado le hace susceptible de deportación.
‘La Migra’ buscaba a otras dos personas ese día pero tuvieron que terminar el día sin capturarlos. Pese a hacer un estudio minucioso de su actividad diaria y su aspecto físico, estimaron que aquel día al menos uno había cambiado su rutina con motivo del coronavirus.