Adrián Luna vivió durante casi 30 años en Estados Unidos hasta que fue detenido por agentes de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) el año pasado.
Estuvo detenido varias semanas en Idaho, entidad donde residió desde los 18 años, pero un día -recuerda su esposa Belinda- un oficial le dio un mala noticia frente a su familia, esposa e hijos.
“Le dijo a mi esposo que abrazara a su familia por última vez”, contó ella al New York Times. “¿Te imaginas la tristeza de un padre humillado así? Ese fue el día en que mi vida comenzó a desmoronarse”.
Adrián trabajó duro, pagó impuestos, crió a una familia, pero las redadas de “La Migra” durante la administración del presidente Donald Trump no se enfocan a criminales, sino a cualquier indocumentado como él, sin importar sus lazos familiares y con la comunidad.
Cuando fue deportado, cuenta la esposa, Luna planificó su regreso al lugar donde estaba su hogar, su esposa, sus hijos, su vivienda, trabajo y amigos.
Sin embargo, no logró su objetivo, ya que murió en el desierto de California, no logró sobrevivir a la peligrosa travesía a la que se someten miles de inmigrantes.
El Times contó la historia de este hombre para explicar las razones que tienen miles de inmigrantes para volver al país tras ser deportados.
Más de 15,700 personas, casi todos hombres, fueron procesados en 2017 por intentar ingresar al país nuevamente después de ser deportados.
“Aunque el reingreso como indocumentado es un delito grave, los inmigrantes con hijos, hogares y cónyuges en los Estados Unidos a menudo sienten que deben intentarlo, sin importar el riesgo”, destaca el diario. Ha habido un aumento del seis por ciento de estos casos en cortes de EEUU.
A Adrián le sobreviven la esposa y sus hijos, todos nacidos en EEUU. También ejemplifica el caso de los inmigrantes que están como indocumentados en el país durante años y no logran regularizar su situación, debido a que sus casos son complicados, incluso si tienen familiares o están casados con estadounidenses.
