domingo, septiembre 29, 2024

Joven con discapacidad demuestra que cuando se quiere, se puede

Santa Ana.- Estela Ponce se enorgullece al ver a su hijo Alfonso Ponce, quien tiene una discapacidad mental, vestir su uniforme blanco y trabajar en un restaurante y café de la ciudad de Santa Ana.

“Cuando él era pequeño había mucha gente que me decía que él era un loco y que no servía para nada”, dijo Estela, de 44 años, el lunes por la mañana en First American Café, donde labora Alfonso.

“Mucha gente se reía por su discapacidad y me decían que lo echara a la calle porque él no iba a servir”, añadió Estela sin poder contener las lágrimas al recordar esos dolorosos momentos.

Alfonso fue diagnosticado a muy temprana edad con retraso mental y epilepsia.

Sin embargo, ni las palabras de odio ni la negativa detuvieron a la familia de siete para ayudar a que Alfonso, de 23 años, se realizara como una persona independiente.

Alfonso trabaja 30 horas a la semana de lunes a viernes en la cocina de First American Cafe localizado dentro de la corporación financiera First American.

Aunque el viaje de una hora en autobús de su casa en Huntington Beach al trabajo puede ser un poco preocupante para su mamá, Alfonso se asegura de llamarla en cuanto llega.

“Yo le digo, ‘mamá ya llegué’ y ella me dice ‘I love you’ que me ama”, dice el joven con un gesto de amor hacia su madre. “Y yo le digo ‘I love you mom’”.

Alfonso llegó a EEUU a la edad de ocho años de su natal Puebla, México, para vivir con sus padres quienes ya residían en el condado de Orange. Sin hablar inglés y con una discapacidad incurable, Alfonso venció obstáculos como aprender inglés poco a poco hasta dominarlo completamente.

También aprendió a trabajar en la cocina porque desde pequeño acompañaba a su madre quien realizaba el mismo oficio. “Él me ayudaba a lavar trastes y me decía, ‘mami ya estoy listo para trabajar’”, recordó Estela.

Alfonso obtuvo su empleo por medio del Centro Regional del Condado de Orange (RCOC) y Goodwill bajo el programa de “Supported Employment Services” (servicio de apoyo de empleo) para gente con discapacidades.

“Ellos tienen un entrenador que les enseña a hacer el trabajo para que sean más independientes”, explicó Elizabeth Martínez, trabajadora social de Alfonso. Y en el empleo tienen un miembro del programa que los acompaña en todo momento.

RCOC es una de 21 organizaciones no lucrativas privadas contratadas por el Departamento de Servicios de Desarrollo del Estado de California que ayudan a que las personas con discapacidades—incluyendo autismo, epilepsia, parálisis cerebral y discapacidades de desarrollo—puedan vivir seguros y dignamente.

En el condado de Orange hay alrededor de 20 mil personas con discapacidades de desarrollo entre menores de edad y adultos, explicó Larry Landauer, director ejecutivo del RCOC.

“Nosotros los guiamos en un plan de vida desde temprana edad y uno de los objetivos es que cuando cumplen 14 años se les hable acerca del empleo, porque no hay nada más importante que el empleo”, agregó Landauer.

En el condado de Orange RCOC asiste a aproximadamente nueve mil adultos que están trabajando en diferentes lugares como restaurantes, mueblerías y supermercados, dijo Landauer.

Las asignaciones de Alfonso que comienzan a las 8 a.m. incluyen lavar trastes, sacar la basura, acomodar las frutas y verduras dentro del congelador. También tiene que acomodar los trastes una vez que están limpios y juntar los mandiles y servilletas blancas que se van a lavar.

Estela se emociona de ver el progreso de su hijo desde que comenzó a trabajar hace dos años en el First American Cafe bajo la supervisión del chef en jefe Dore Sommer.

Sommer dijo que Alfonso ha aprendido a desenvolverse y ha cambiado de ser un joven introvertido a ser amigable con todos.

“A veces llega y nos trae chicles a todos, cuando va caminando nos va poniendo chicles en las bolsas [de las camisas] y siempre dice buenos días”, explicó Sommer.

Sommer dice que Martínez es quien está a cargo de un grupo de tres empleados en First American Cafe que son parte del programa Supported Employment Service, incluyendo a Alfonso. Ella los supervisa a corta distancia para asegurarse que hagan su trabajo.

“Pero aquí [en la cocina] no hay límites si hay necesidad”, dijo Sommer señalando que cuando es necesario ponen a Alfonso para ayudar a servir la comida. Él lo hace complacido.

“El viene todos los días con una sonrisa y siempre esta dispuesto a ayudar en todo lo que puede”, aseveró Sommer. “Somos muy afortunados de tenerlo aquí“.

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