Estados Unidos.- Al sur de la Florida viven 40 inmigrantes indocumentados, entre ellos 17 menores, y la mayoría son de Guatemala. Trabajan en los viveros, pero debido al coronavirus les han reducido las horas laborales y no reciben ayuda del gobierno.
Indican que muchas veces se acuestan con hambre. «Voy a comprar mi propia medicina para curarme, porque no tengo seguro», dice Cristóbal, quien vive en el campamento con su esposa y dos hijos, en caso de que llegue a enfermarse.
«No podemos comprar alimentos porque no tenemos trabajo fijo», dijo Cristóbal.
Mateo quien vive con su hijo de 11 años, sumó que no han comprado alimentos por la cuarentena para prevenir el COVID-19.
María, esposa de Cristóbal, expresó que seguirán luchando a diario para conseguir la comida. «Aquí en este país el trabajo está duro pero debemos aguantar», consideró.
Todos los días esas familias piden a Dios que la pandemia COVID-19 no alcance a su familia.