Tegucigalpa – Honduras.- El Ejército ha tomado las calles de Honduras, un país que, desde abril pasado, ha estado sumergido en violentas manifestaciones antigubernamentales.
La medida fue tomada por el presidente Juan Orlando Hernnández, quien se mantiene en el poder desde 2014, gracias a una polémica reelección.
Las protestas, que han dejado dos muertos y 20 lesionados, iniciaron como movilizaciones en rechazo a las reformas de los sistemas de salud y educación. Sin embargo, con el pasar de los días, se han transformado en un clamor, que demanda la renuncia del Jefe de Estado.
Además de médicos y maestros, a las acciones de calle se han sumado estudiantes e, incluso, policías que, hasta este viernes, se mantuvieron en una huelga de brazos caídos.
Los manifestantes acusan al gobernante hondureño de corrupción e ineficiencia. Sin embargo, el señalamiento más importante tiene que ver con sus aparentes lazos con el narcotráfico.
En noviembre de 2018, Juan Antonio Hernández, hermano del Presidente, fue detenido por autoridades estadounidenses, que lo imputaron de conspirar para hacer llegar toneladas de cocaína a Estados Unidos, a través de Honduras.
En medio de ese escenario, Juan Orlando Hernández ha optado por la represión. Imágenes difundidas por redes sociales muestran a funcionarios antimotines, respondiendo, con contundencia, a los protestantes desarmados.
En un tuit reciente, el mandatario aseguró que sus medidas, incluido el despliegue de militares, sólo pretenden “garantizar el derecho a la libertad de locomoción, protección de propiedad privada y pública, y, desde luego, la protección de integridad de la población”.
Por su parte, analistas creen que la reacción del Jefe de Estado, además de desmedida, es la muestra de que se encuentra solo y sin respaldo popular.