Texas.- Desde que Angie Guzmán escuchó que la administración Obama ampliará las redadas de mujeres y niños centroamericanos que buscan asilo en Estados Unidos, no puede dormir pensando a qué horas llegará la “Migra” por ella y su hijo.
“Tengo mucho miedo que nos deporten. ¡Eso sería devastador, como regresarnos a la muerte!”, dice Guzman, quien hace cinco meses llegó de Tegucigalpa, Honduras escapando de la violencia de las pandillas y de la que sufría a manos del padres de su hijo por 12 años.
A Guzmán le tomó dos meses viajar de Honduras a la frontera con Estados Unidos. “Estuvimos detenidos 15 días en Dilley, Texas hasta que nos entregaron a mi hermana aquí en Los Ángeles”, expone.
Esta inmigrante que busca asilo para ella y su hijo pidió al gobierno de Obama que no los deporten.
“Sólo queremos trabajar, refugiarnos en este país y sacar adelante a nuestros hijos, no queremos hacer daño a nadie, sólo ayudar”, exclama.
Guzmán se unió a un numeroso grupo de miembros de la comunidad, activistas de organizaciones laborales, religiosas y centroamericanos para pedir un alto a las redadas, en una protesta realizada a la entrada del Centro de Detención del Servicio de Migración y Aduanas (ICE) en Los Ángeles. El viernes pasado, se anunció que el gobierno federal reanudaría las redadas contra familias centroamericanas esta primavera.
“Al menos aquí estoy seguro”
Henry Sánchez de 18 años llegó hace un año procedente de Guatemala para reunirse con su papá en Los Ángeles.
“Vine escapando de las pandillas”, dice este muchacho quien se gana la vida como jornalero en las esquinas de las calles.
“Al menos aquí estoy seguro. Ya no tengo miedo que me vayan a matar y me extorsionen en Guatemala”, asevera Sánchez, quien aún no tiene un abogado,y estuvo casi dos meses detenido en Chicago antes de ser entregado a su padre.
Pero la tranquilidad de Sánchez se acabó cuando se enteró de un nuevo esfuerzo federal para deportar familias centroamericanas con órdenes de deportación.
A la multitud reunida, el muchacho les pidió apoyo: “¡Ya no a las redadas! ¡Queremos estar aquí! ¡No nos envíen a morir!”, gritó desesperado.
Angélica Salas, directora de la Coalición por los Derechos Humanos de los Inmigrantes de Los Ángeles (CHIRLA), llamó hipócrita a la actual Administración, porque por un lado “vamos por todo el mundo diciendo cómo otros violan los derechos humanos; y por otro, cerramos las puertas y deportamos a las familias centroamericanos y sus hijos que vienen en busca de refugio”.
“Muchas de estas familias tienen órdenes de deportación porque no tienen un abogado ni representación legal en las cortes. Es inaceptable y deportarlos, no es americano”, agregó Salas.
Entre las peticiones planteadas por Salas y Martha Arévalo, directora de CARECEN, además de un alto a las redadas, está ofrecer estatus de protección temporal (TPS) para las familias centroamericanos que han llegado en busca de asilo porque deportarlos los pone en riesgo, enfatizaron.
“También queremos pedir a los candidatos demócratas que hablen con el presidente Obama y le pidan que pare las deportaciones”, coincidieron.