Nueva York.- Ante un inminente cambio de mando en el Consulado de México en Nueva York, mexicanos residentes en la Gran Manzana evaluaron la administración de la embajadora Sandra Fuentes-Berain Villenave. Y mientras algunos la catalogaron como la “virreina” o “cónsul de hierro”, por su supuesta arrogancia y falta de “voluntad política”, otros aplaudieron su “liderazgo y buena disposición”.
“El problema con Fuentes-Berain es que nunca se despojó de su investidura de embajadora. Actúa como si tuviera una corona en la cabeza”, dijo Francisco Ramírez, residente de Brooklyn y activista del colectivo Radio Rebeldía. “En Nueva York, es la cónsul y su función es atender los asuntos de los mexicanos, no los intereses del gobierno mexicano”.
Pero Eduardo Peñaloza, director ejecutivo de Mixteca Organization, también en Brooklyn, dijo que Fuentes-Berain deja “un legado muy favorable” a las organizaciones comunitarias.
“Su gestión actualizó y dio claridad a nuestra agenda migrante, elevando el nivel de discusión y abriéndonos espacios en foros cada vez más decisivos para las aspiraciones de la diáspora mexicana”, dijo. “Sandra es una mujer con gran liderazgo, lo que le permitió servir exitosamente a pesar de que atravesamos el momento político más hostil de nuestra historia reciente”.
El primero de marzo, el presidente de México, Enrique Peña Nieto, presentó a consideración del Senado una serie de nuevos nombramientos de titulares en Embajadas, Misiones Permanentes y Consulados Generales, incluido el de Nueva York, donde la cónsul se acoge a la jubilación tras alcanzar la edad.
El embajador ante el Reino Unido e Irlanda del Norte, Diego Gómez Pickering, fue propuesto para sustituir a Fuentes-Berain, quien ocupa el cargo desde 2013 y permanecerá en funciones hasta este 30 abril.
Entre los incidentes que empañaron la administración de Fuentes-Berain, figura la remodelación, a un costo de casi un millón de dólares, de la residencia que ocupan los cónsules en Nueva York, autorizada por Carlos Manuel Sada, el anterior cónsul y recientemente nombrado embajador de México en los Estados Unidos.
También la supuesta criminalización del grupo Somos los Otros, a quienes la sede diplomática acusó de vandalismo en septiembre del año pasado. Las cámaras captaron a un par de hombres jóvenes pintando los muros de rojo, pero hasta ahora no hay arrestos.
El grupo se defendió públicamente luego de los reportes de prensa y continúa su campaña por justicia por Ayotzinapa. “La cónsul nos responsabilizó ante la prensa sin ni siquiera esperar una investigación policial”, dijo David Valle, académico y miembro del grupo. “No me inquieta su arrogancia tanto como su falta de seriedad en su papel de servidora pública”.
Sin embargo, Juan Carlos Aguirre, director ejecutivo de Mano a Mano, dijo que “hay que entender que los diplomáticos, al vivir en el extranjero, tienen cierta desconexión con lo que sucede en México”.
“Los cónsules, por ser empleados del gobierno mexicano, están entre la espada y la pared ante las protestas que aquí suceden”, expresó.
A Fuentes-Berain se le imputa “blindar” el Consulado y retirar la bandera durante las protestas -los días 26 de cada mes- por justicia para los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa.
“En nuestras manifestaciones, Fuentes-Berain acostumbra aislarse en el segundo piso del Consulado y cerrar las puertas”, dijo Israel Galindo, del colectivo Solidaridad con las Autodefensas desde Nueva York. “No recibe nuestras misivas al gobierno mexicano. Sabemos que la cónsul no cambiará nada, pero sería diplomático que dialogara con nosotros”, admitió.
Para que dejara de retirar la bandera, en enero, los activistas iniciaron una “vaquita” (colecta de dinero) para obsequiarle otra a la sede diplomática. Sin embargo, la práctica no cambió.
Según la oficina de prensa del consulado mexicano, siguen al pie de la letra lo que dicta la “Ley Sobre el Escudo, la Bandera y el Himno Nacionales”; la bandera de México en el Consulado General se iza diariamente y se retira a las seis de la tarde, independientemente de las actividades que ocurran dentro o fuera de la sede consular”.
Carlos Gerardo Izzo Rivera, portavoz de la cónsul, agregó que «la bandera se retira durante lloviznas, nevadas u otras condiciones climáticas adversas con la finalidad de proteger el lienzo y prevenir que los colores desentonen”.
¿Por qué entonces retiran la bandera cuando hay protestas sobre Ayotzinapa? La respuesta, al parecer, se irá con Fuentes-Berain
La oficina de prensa del Consulado de México dijo que las puertas han estado siempre abiertas al diálogo acerca del desarrollo de los eventos que preocupan a la comunidad.
“En ocasiones la gente se dirige personalmente a la embajadora y a través del Departamento de Comunicación y Prensa se les responde invariablemente”, respondió Izzo a través de un correo electrónico. “Se informa también en eventos públicos y en reuniones con líderes comunitarios y de opinión. Sin embargo, la embajadora se aboca sobre todo a responder a sus preocupaciones sobre lo que acontece aquí, en su jurisdicción”.