WASHINGTON – El juez de la Corte Suprema, Anthony Kennedy, se jubilará, dando a los republicanos del presidente Trump y del Senado la oportunidad de crear una corte sólidamente conservadora que podría durar décadas.
La decisión de Kennedy de renunciar el 31 de julio provocará una batalla titánica entre conservadores y liberales en la capital de la nación, en las ondas de radio y en los estados representados por senadores clave cuyos votos serán necesarios para confirmar a su sucesor.
Kennedy, de 81 años, ocupó el puesto más importante en la corte durante más de una década: es el voto decisivo sobre cuestiones que van desde el aborto y la acción afirmativa hasta los derechos de los homosexuales y la pena capital, a menudo con los jueces más liberales de la corte.
Su largamente anticipada jubilación llegará un año después de la confirmación del juez Neil Gorsuch para reemplazar al difunto juez Antonin Scalia, que siguió a una saga de 14 meses que reabasteció pero no reforzó la estrecha ventaja de los conservadores en la alta corte.
Kennedy anunció su retiro en una carta dirigida al presidente Trump que decía: «Mi trato, señor presidente». «Para un miembro de la profesión legal es el más alto de los honores servir en esta corte», escribió. «Permítanme por esta carta expresar mi profunda gratitud por haber tenido el privilegio de buscar en cada caso la mejor forma de conocer, interpretar y defender la Constitución y las leyes que siempre deben cumplir sus mandatos y promesas».
La partida de Kennedy dejará un vacío en el medio de la cancha que los republicanos están ansiosos por llenar con un conservador más confiable.
Trump ha dicho que elegiría de una lista de 25 candidatos potenciales reunidos con la ayuda de la conservadora Federalist Society y Heritage Foundation.
Esa lista se amplió en noviembre para incluir al juez Brett Kavanaugh de la Corte de Apelaciones de los Estados Unidos para el Circuito del Distrito de Columbia, un favorito para el puesto que, al igual que Gorsuch, una vez contrató a Kennedy.
La oportunidad de Trump es similar a la de George W. Bush en 2006, cuando reemplazó a la moderada Jueza Sandra Day O’Connor con el más conservador Samuel Alito.
No es exactamente la bonanza entregada George H.W. Bush en 1991, cuando reemplazó al titán liberal Thurgood Marshall con el ultraconservador Clarence Thomas.
Sin embargo, eso aún podría suceder si los jueces liberales Ruth Bader Ginsburg o Stephen Breyer salieran mientras Trump u otro republicano está en la Casa Blanca.
Entre los otros jueces en la lista de Trump que se mencionan con mayor frecuencia como potenciales reemplazos de Kennedy se encuentran Thomas Hardiman de Pensilvania, que sirve en el Tribunal de Apelaciones de los Estados Unidos para el Tercer Circuito, y Raymond Kethledge de Michigan, que sirve en el Sexto Circuito.
Más intrigantes son las caras nuevas, como los recién confirmados jueces federales de apelaciones Amy Coney Barrett de Indiana y Amul Thapar de Kentucky.
Las pistas de que Kennedy podría retirarse comenzaron a surgir en 2016, cuando programó una reunión de ex empleados de la ley un año antes de su intervalo habitual de cinco años. Pero los escépticos señalaron que la reunión fue planeada incluso antes de las elecciones de noviembre, en un momento en que Hillary Clinton era la gran favorita para ganar la Casa Blanca.
