La Paz – Bolivia.- Se normalizan las relaciones diplomáticas entre Washington y La Paz. Burante este martes, el Gobierno interino de la presidenta Jeanine Añez designó a Walter Oscar Serrate como embajador de los bolivianos, en suelo estadounidense.
El nombramiento no sólo ratifica el viraje que ha dado la política exterior boliviana, desde la llegada de Añez al poder. También marca un hito, pues Bolivia no contaba con un representante diplomático de alto rango, en Estados Unidos, desde hace más de una década.
Walter Oscar Serrate, quien fue juramentado por la canciller Karen Longaric, es un avezado miembro del servicio exterior boliviano. Su último cargo fue el de Representante Permanente ante la Organización de Naciones Unidas (ONU).
Su designación se realizó por vía ejecutiva, sin el aval del poder Legislativo, una institución controlada a placer por el Movimiento al Socialismo (MAS), partido liderado por el expresidente Evo Morales.
Fue precisamente ese exmandatario el encargado de romper los lazos entre Washington y La Paz. En septiembre de 2008, Morales expulsó de su país a Philip Goldberg, para entonces embajador de Estados Unidos en Bolivia. En aras de sustentar su decisión, el exgobernante acusó a Goldberg de confabular con sus rivales políticos para derrocarlo.
Más tarde, Evo Morales también echó a los funcionarios de la DEA que trabajaban en suelo boliviano. Después, en 2013, el ex jefe de Estado ordenó la salida de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), señalando a sus miembros de injerencia en asuntos internos.
