Los Ángeles – EEUU.- Por oponerse al presidente Daniel Ortega, Gerardo Herrera Centeno, un nicaragüense de 29 años de edad, tuvo que huir de su país natal.
El hombre, quien participó en varias de las marchas que exigieron la renuncia del primer mandatario, fue detenido el 30 de mayo de 2018, cuando caminaba por la calle.
Tras ese arresto, se le llevó a una celda en la que se encontraban otros opositores. Allí permaneció por unas 18 horas.
Cuando lo dejaron en libertad, un oficial le amedrentó verbalmente, asegurándole que si seguía apoyando las movilizaciones contra el Gobierno, le dispararían “un balazo en la cabeza”.
Amenazado de muerte, en octubre de 2018, Gerardo Herrera Centeno decidió mudarse de su pueblo, al norte de Nicaragua, hasta el departamento de Estelí, al centro del país.
Pese a ello, las intimidaciones continuaron y, por ese motivo, partió rumbo a Estados Unidos, en diciembre de 2018.
Tras un primer intento fallido, en el que fue robado por agentes de la Policía Federal Mexicana, el inmigrante logró atravesar México, desde su frontera sur hasta su frontera norte.
La travesía, que duró seis meses, culminó cuando cruzó el Río Grande, en una balsa improvisada.
Poco después de su arribo, Herrera Centeno fue capturado por efectivos del Servicio Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés).
Después de la detención, pasó 14 días en las denominadas “hieleras” y, posteriormente, se le trasladó hasta un centro de reclusión de Nueva Jersey.
Gracias a una fianza de 10.000 dólares, que fue cancelada por la organización pro inmigrantes We Care, el nicaragüense fue dejado en libertad, el miércoles 09 de octubre.
Un día después el centroamericano se trasladó en avión hasta la ciudad de Los Ángeles, en California, donde fue recibido por Bismark Figueroa, un paisano que llegó a Estados Unidos buscando refugio, y por Brad Christerson, un profesor de sociología de la Universidad Biola.
Hoy por hoy, tanto el profesor Christerson como su esposa Carim son los patrocinadores de Gerardo, quien espera conseguir, en Estados Unidos, la protección y seguridad que no tiene en su país de origen.
