sábado, mayo 18, 2024

El origen de muchas deportaciones son los DUI

El origen de muchos casos de deportación o de problemas de inmigrantes hispanos para asentarse en EEUU tiene que ver con tres letras: DUI. En inglés significan ‘Driving Under the Influence’, es decir, manejar bajo los efectos de alcohol o drogas. En muchos países latinoamericanos, subirse a un auto luego de tomar un poco no se ve como demasiado grave. Si no se han producido daños, en Ciudad de México, por ejemplo, dar positivo en la prueba de alcoholemia puede suponer un arresto administrativo de 20 a 36 horas y la retirada de 6 puntos del carnet ( art.50 del reglamento de tránsito), y si acaso el pago por el remolque del automóvil que es de unos 100 dólares. Incluso hay lugares como Caracas, donde esto tampoco se percibe como algo que no pueda resolverse con unos billetes a la policía.

Sin embargo, en EEUU se trata de un delito muy grave, que convierte al conductor bebido en un criminal. Aunque no haya accidente, para una persona con la ciudadanía estadounidense implica arresto, juicio y cuantiosas multas que aumentan por el grado de alcohol en el cuerpo, la reincidencia o si hay menores en el auto (disparándose si hay daños o lesiones). En el caso de inmigrantes, esto mismo tiene además consecuencias definitivas para la permanencia en el país, en especial para un indocumentado, pero también para cualquiera que tenga visado o tarjeta de residencia (‘greencard’).

Uno de los últimos en comprobarlo ha sido Francisco Rodríguez Domínguez, un dreamer mexicano de 25 años, que fue detenido este domingo en su casa de Portland, Oregon. El joven está protegido de la deportación por el programa de Acción Diferida para Llegados en la Infancia (DACA) desde 2013. Sin embargo, en su camino se ha cruzado ahora un viejo problema que puede truncar su futuro en EEUU: un DUI.

“Aquí hay que entender que el cargo de DUI descalifica a un dreamer del amparo de su deportación. Las cortes consideran este cargo como algo muy grave, y las consecuencias inmigratorias son terribles, porque lleva a la deportación”, explica Lilia Velásquez, profesora adjunta de la Facultad de Leyes de la Universidad de California en San Diego. “Manejar bajo la influencia del alcohol se trata de una situación extremadamente seria”, incide.

“Los jueces en este tipo de procesos analizan los peligros que conllevan a la sociedad si una persona conduce borracha», recalca Velásquez. «Algunos clientes dicen, cuando reciben los cargos, que no hubo daños, que solo chocaron un poste y dañaron su carro, pero no es así como lo ven los tribunales. Ellos analizan las consecuencias que pudieron haber resultado por manejar borracho, los muertos que hubiesen resultado por impactar a otro automóvil. Es algo bastante serio”.

Los consulados niegan visas

Las consecuencias de manejar bajo la influencia del alcohol también son tenidas en cuenta en los consulados de Estados Unidos al momento de analizar si otorgan o no una visa. “Si un cónsul durante una entrevista determina que la persona ha tenido cargos por DUI o tiene sospechas que es alcohólica, lo mandará con un psicólogo para saber qué tan serio es el problema. Y una vez tenga en sus manos el informe sobre el estado de salud de esa persona, decidirá si le otorga o no la visa”, explica Velásquez.

“En algunos casos los consulados dan un margen de tres meses para ver si la persona se ha rehabilitado”, añade. “Sólo entonces toman una decisión final sobre un pedido de visa”. “Pero se trata de algo serio, de ello no debe caber ninguna duda”, reitera Velásquez. “Manejar bajo la influencia del alcohol o las drogas es quizá una falta de las más graves que existen”.

Un error puede ser suficiente

El usuario identificado como Villagrán nos escribe a Univision para pedir consejo. Lleva tiempo en Estados Unidos y asegura que no tiene antecedentes criminales, ni accidentes, ni nada. “Solo un DUI. Fue mi primera y única ofensa”, asegura. “Pero estoy dentro del Programa ARD (Accelerated Rehabilitative Disposition Program)”. Villagrán quiere saber si esta situación le coloca en riesgo de deportación bajo las nuevas políticas migratorias del presidente Trump.

El ARD es un programa que permite a ciertos conductores multados por manejar bajo la influencia de alcohol o drogas evitar la prisión siempre y cuando reúnan ciertos requisitos, entre ellos tener cargos menores. Pero quedan excluidos si el individuo ha sido convicto anteriormente, si en el automóvil que conducía iba un pasajero menor de 14 años, si el acusado que causó el accidente tuvo como resultado heridos, si la licencia estaba vencida o si el conductor no tenía seguro automotriz.

Al final, si terminan con éxito el programa, son elegibles para poder borrar su récord criminal. Pero nada garantiza que los indocumentados no vayan a tener problemas en el futuro.

“Manejar bajo la influencia del alcohol o drogas es una falta muy seria en Estados Unidos”, insiste Jaime Barrón, un abogado de inmigración que ejerce en Dallas, Texas. “El gobierno de Donald Trump ha puesto como prioridad de deportación a la gente que maneja intoxicada. Este grupo de personas son de interés para el gobierno y los van a tratar de deportar. Es lo que estamos viendo”.

Barrón agregó que “toda persona que en estos momentos tiene un cargo pendiente por DUI, algo reciente, es mas probable que sea detenido”, agregó. “Esa persona debe entender que está en un problema. Y si lo detienen será puesto en proceso de deportación”.

“Aquellos que han sido detenidos y enfrentan cargos por DUI y no han sido arrestados por las autoridades de inmigración, han tenido suerte”, dijo Barron. “Pero las órdenes ejecutivas migratorias emitidas el 25 de enero por el presidente Trump, colocó esta falta en las lista de prioridad. Al igual que lo hizo el presidente Barack Obama en el 2014”, apuntó.

También los residentes legales

El usuario identificado con el nombre de Ortega escribe también a Univision contando que lleva casi tres décadas en Estados Unidos, hace 25 años tuvo una detención y 13 días de cárcel por manejar borracho, y lleva 20 con residente legal permanente. “¿Puedo pedir la ciudadanía”, pregunta. “¿Me aprobarán el trámite? ¿Me pueden quitar la residencia y deportar de Estados Unidos?”, pregunta.

Que le quiten la residencia o la deporten es improbable. Pero que tendrá problemas al momento de pedir la ciudadanía “es casi seguro”, advierte José Guerrero, un abogado de inmigración que ejerce en Miami, Florida. “Sobre todo si la falta ocurrió en los cinco años previos al envío de la solicitud de ciudadanía”.

“Todo depende del caso”, agregó. “Si se trata de un simple DUI, que no tiene factor agravante y la persona completó todos los cursos y órdenes de la corte, tales como horas comunitarias y la escuelita, en ese caso no debería haber problemas para que le aprueben el trámite”.

“Pero si tiene un factor agravante, si la persona chocó, el accidente dejó heridos y/o daños a la propiedad privada de terceras personas, en ese caso habrá dificultades para que le aprueben la solicitud”, indicó.

Guerrero dijo además que durante el proceso de la ciudadanía, el servicio de inmigración decide en base al buen carácter moral de un solicitante para conceder o negar una petición. “Y si el DUI ocurrió en los últimos cinco años, puede que le nieguen la solicitud, pero podrá presentarla dentro de cinco años. Solo tiene que esperar y no volver a tomar cuando conduzca”.

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