Washington – Estados Unidos.- La vida da muchas vueltas. Eso lo tiene claro la exestrella del fútbol turco Hakan Sukur, que abandonó su país por presiones políticas y ahora trabaja en Uber en Washington para ganarse el sustento para su familia.
Sukur, que lideró a su selección en el Mundial de 2002 cuando finalizó tercera, comenzó sus inconvenientes en 2011 con su salto a la política de la mano del Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) del presidente Recep Tayyip Erdoğan.
Había sido elegido diputado pero dos años después dimitió por un supuesto caso de corrupción. Desde ese momento se alineó con el clérigo islamista Fetullah Gulen, uno de los grandes adversarios del presidente.
Ahora el exdelantero del Galatasaray es considerado “terrotista” y “traidor a la patria”. En Turquía su padre fue encarcelado, y sus cuentas bancarias y propiedades intervenidas.
«No me queda nada. Él (Erdoğan) me lo ha quitado todo: la libertad de expresión y el derecho al trabajo», lamentó el máximo goleador de la selección de su país en una entrevista al diario alemán Welt am Sonntag.
«¿Pueden probar algún delito que haya cometido? No. Ellos solo me llaman ‘traidor’ y ‘terrorista’. Soy un enemigo del gobierno, no un enemigo de la nación turca. Amo nuestro país y nuestra bandera», sostiene el exjugador de 48 años.
Cuando llegó a Estados Unidos abrió un negocio de hostelería en California, “pero empezó a llenarse de gente extraña», observó el exariete del Inter de Milán. «Ahora trabajo para Uber y vendo libros», comentó.
El caso de Hakan Sukur guarda similitud con el de su compatriota de Boston Celtics, Enes Kanter, quien considera a Erdoğan un dictador y se negó el año pasado a viajar a Londres para disputar un partido, alegando razones de seguridad. «Tienen muchos espías (el gobierno turco) y me podrían matar de forma muy fácil».