Tijuana – Mexico.- A Estados Unidos volvía este miércoles Joaquín “Jack” Ávila, un veterano que fue deportado a México y dejó atrás su familia involuntariamente.
Su vida cambió cuando fue detenido con un arma de fuego. Lo condenaron a 10 años de prisión aunque estuvo encarcelado cinco.
Pero al salir de la cárcel, en el 2000, fue deportado a su país de origen.
Ávila, de 43 años, llegó de manera súbita al país que lo vio nacer. Y también al que abandonó junto a su familia cuando tenía seis años para vivir el sueño americano.
Creció en California, al terminar la secundaria entró a la Infantería de Marina.
Con su novia y sus dos hijas en suelo estadounidense, Ávila lo intentó todo para volver.
En 2001 reingresó a Estados Unidos, pero lo llevaron a la cárcel federal por dos años. No tenía papeles, y además “con una deportación de por medio”, dijo. Al salir nuevamente lo trasladaron a México.
El anhelo por su familia lo hizo volver en 2004, pero el castigo fue mayor. Tres años en una prisión federal y deportación al salir.
“Ahí fue donde ya me di por vencido y decidí quedarme en México”, contó Ávila quien hizo una nueva vida en Tijuana.
“Me casé y tengo una hija de 11 años. Mi esposa ya tenía otra hija. Así que tengo un total de cuatro hijas, dos en el condado de Orange y dos en Tijuana”, expresó.
En 2010 se unió a la organización de Veteranos Deportados. Tal vez, la mejor decisión que tomó.
Abogados demostraron que la deportación era inválida porque el cargo de posesión de arma no implicó violencia.
“Voy a intentar cruzar con el pasaporte mexicano y los documentos de la corte que determinan que mi residencia fue restablecida”, contó Ávila que pisará suelo estadounidense por primera vez en 12 años.