El niño guatemalteco de ocho años que murió bajo custodia en EE.UU. ha dado positivo en gripe según ha informado este jueves la Oficina del Investigador México de Nuevo México. No obstante, desde esta institución advierten de que la causa de la muerte de Felipe Gómez Alonzo, fallecido minutos antes de la medianoche del 24 de diciembre, aún no se ha determinado y está bajo investigación. El pasado 8 de diciembre falleció bajo custodia de las autoridades estadounidenses una niña guatemalteca, Jakelin Caal, de siete años.
«Si bien este resultado indica que el niño tenía gripe, determinar una causa de muerte precisa requiere una evaluación adicional de otras muestras de laboratorio e interpretar los resultados en el contexto de los síntomas y los resultados de la autopsia».
La información se ha confirmado mientras pediatras se hacen preguntas sobre la atención médica que recibió Felipe, quien fue detenido en la frontera el 18 de diciembre con su padre. El pequeño fue trasladado a un hospital de Nuevo México el 24 de diciembre con tos y «parecía tener los ojos brillantes», según un comunicado de la Patrulla Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés).
En el hospital, en un principio se diagnosticó que el menor tenía un resfriado, pero se descubrió que tenía fiebre, 103 grados, y se quedó en observación 90 minutos antes de recibir el alta. Le recetaron Ibuprofeno y amoxicilina, según CBP. Después volvió al centro de detención. Por la noche, volvió al hospital con náuseas y vómitos. Murió unas horas después, a las 11.48 p.m.
La doctora Colleen Kraft, presidenta de la Academia Americana de Pediatría, ha dicho que si bien todavía no se ha determinado la causa de la muerte y se desconocen muchos detalles, la muerte de Felipe ha puesto de relieve la necesidad de contar con personal capacitado en pediatría en las instalaciones de la Patrulla Fronteriza. Kraft agrega que si bien no estaba culpando al hospital, «claramente su tratamiento no fue el adecuado».
Kraft cuenta que el comisionado de la Patrulla Fronteriza, Kevin McAleenan, la había llamado esta semana. «Él reconoce que esto es un problema». «Estaba dispuesto a comenzar la conversación, no tenemos ningún detalle más allá de eso». Tras la muerte de estos dos pequeños migrantes, la doctora opina que «las instalaciones de procesamiento en la frontera no son lugares para niños».