Texas.- Gonzalo Chaidez, un veterano que fue voluntario para la guerra de Vietnam, regresó por fin a Estados Unidos la semana pasada luego de años de haber sido deportado a México: pero lo hizo en una urna.
Su madre recibió sus cenizas el pasado 23 de marzo en Friendship Park, cerca de la garita de San Ysidro, mientras compañeros veteranos le rendían honores.
Algunos veteranos, como Chaidez, han muerto en el exilio del país al que defendieron en alguna guerra, otros vagan las calles de Tijuana o de otras ciudades de México, con discapacidades producidas por el combate y sin acceso al cuidado médico que Estados Unidos debe a sus veteranos.
Lentamente, los casos de los veteranos de guerra o del servicio militar estadounidense que han sido deportados por haber cometido delitos, a menudo menores o causados por el síndrome post traumático, se han dado a conocer y han logrado más apoyo para su causa.
Y este 8 de Julio Hector Barajas, el hombre que fundó el «búnker» o la «Casa de Apoyo a los Veteranos Deportados» en Tijuana, planea presentarse con al menos una veintena de ellos ante las autoridades fronterizas para pedir un permiso de entrada humanitario.
“Ye hemos visto tres casos de veteranos que se nos murieron por acá sin poder regresar al país donde sirvieron”, dijo Barajas. “Otros han recibido permiso humanitario cuando estaba muriendo caso. Tenemos otros que necesitan tratamiento y deberían recibirlo de la Administración de Veteranos”.
Barajas, quien fue deportado en 2004, apelará al gobierno de este país con el argumento de que necesita cruzar para ocuparse de su hija de 10 años de edad, que vive en Los Angeles con su madre y a quien le han diagnosticado múltiple esclerosis.
El veterano se inspiró en los casos de “dreamers” que hace unos dos años se entregaron pidiendo asilo como acto desesperado tras ser deportados del país donde vivieron casi toda su vida.
No es fácil obtener un permiso humanitario, que según las propias autoridades estadounidenses “se usa poco a menudo para permitir la entrada temporal a personas que son inadmisibles por razón de una emergencia extrema”.
“Creo que nunca se ha pedido este tipo de permiso para veteranos deportados. Pero tenemos hombres aquí que si no los tratan, van a morir. Sabemos que 22 veteranos se suicidan diariamente en Estados Unidos”, dijo Barajas.
La Unión Americana de Libertades Civiles está ofreciendo asistencia a los veteranos y refiriéndolos a abogados que pueden donar algo de su tiempo para rellenar solicitudes de permiso y, en algunos casos, de ciudadanía.
Hay algunos veteranos que, como Barajas, califican para la ciudadanía –tenían una tarjeta verde cuando fueron deportados- porque los tribunales han invalidado como razón para excluirlos el delito que cometieron antes de ser expulsados.