Caracas.- Venezuela reabrió el sábado la frontera con Colombia durante cinco horas para permitir el traslado de varios centenares de camiones de carga y vehículos, un primer paso en la reanudación del tránsito en esa región luego de que fue cerrado en agosto pasado, lo cual desató una crisis diplomática entre los dos países.
Tras seis meses del cierre, Venezuela decidió, en coordinación con Colombia, reabrir sólo este sábado, y entre la 1 y 6 de la tarde, los pasos fronterizos de Paraguachón, en la región de La Guajira, y los puentes internacionales Francisco de Paula Santander y José Antonio Páez que están en los estados suroccidentales de Táchira y Apure.
Unos 416 vehículos que se encontraban a ambos lados de la frontera retornaron a sus lugares de origen a través de los tres pasos fronterizos que se abrieron temporalmente en el día, anunciaron autoridades colombianas.
El gobernador del estado suroccidental del Táchira, José Vielma Mora, consideró la medida como un «primer paso» en el inicio de la apertura por parte de Venezuela. En un comunicado, el funcionario dijo que las autoridades continúan trabajando para abrir la frontera en horario diurno, para lo cual han sostenido varias reuniones.
Las relaciones entre Caracas y Bogotá entraron en crisis en agosto luego que el presidente venezolano Nicolás Maduro ordenó el cierre de los pasos fronterizos en el estado Táchira, así como la deportación masiva de más de 1.000 colombianos sin residencia legal, a raíz de un ataque que sufrieron tres militares y un civil en la localidad fronteriza de San Antonio del Táchira cuando realizaban operaciones de combate al contrabando.
Después el cierre de los pasos fronterizos se extendió a los estados Zulia, Apure y Amazonas.
Las tensiones desataron un éxodo masivo de miles de colombianos que vivían en Venezuela y que retornaron a su país natal, lo cual generó una severa crisis en la región fronteriza.
En un intento por superar la tensión, los presidentes Juan Manuel Santos de Colombia y Maduro se reunieron en septiembre pasado en Quito para normalizar las relaciones, pero la frontera compartida de 2.200 kilómetros continuó cerrada.