Alerta ambiental en México

En Tabasco se mueren los manatíes y nadie sabe por qué. En Chiapas, ahora, aparecer tortugas muertas y tampoco nadie tiene una explicación.

Desde el pasado 24 de junio, en las costas de Tonalá, Chipas, han aparecido al menos 115 tortugas muertas de las especies golfina, laud, prieta y carey, todas en peligro de extinción.

Este número, de acuerdo con las autoridades ambientales, es cinco veces mayor que la cifra de tortugas muertas encontradas en otros periodos, que no rebasaba 20.

Frente a esta situación, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales convocó a una reunión de emergencia con la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas y la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente para analizar los hechos y proceder con un plan de rescate.

Los ejemplares, que tenían entre 80 y 100 años, según los especialistas, aparecieron en las costas de Puerto Arista, a sólo 30 kilómetros del litoral chiapaneco, zona conocida como santuario de reproducción.

Durante esta época, las hembras se acercaban al lugar para poner sus huevos, pero entre las tortugas muertas también han encontrado machos, lo que es inusual porque ellos no se acercan a la orilla.

Las primeras hipótesis respecto de la misteriosa muerte de tortugas en esta costa del sur del Pacífico mexicano atribuyen como una de las causas el efecto nocivo de una bacteria proveniente de las algas.

Otra es el impacto de la pesca. En 15 de las tortugas muertas los especialistas hallaron pedazos de anzuelo y redes adheridas a su cuerpo. Por eso las autoridades recurrirán a los pescadores de la zona para investigar y pedir su colaboración.

Es lo único que las autoridades saben hasta el momento. Por ahora investigan con una tortuga viva que había sido capturada para matarla y vender su caparazón.

Los especialistas la estudian para intentar conocer la causa de la muerte de especies, aunque consideran que será difícil hallar una explicación con solo un ejemplar.

Las tortugas, como otras especies en México, están acechadas por la contaminación de su hábitat, la pesca y el robo de sus huevos para comercializarlos de manera ilegal o utilizar su piel y su caparazón para la elaboración de accesorios como lentes de sol.