Washington – EEUU.- La Fuerza Aérea de Estados Unidos (USAF, por sus siglas en inglés) reconoció, este domingo, que miembros de ese componente llegaron a hospedarse en hoteles que son propiedad del presidente Donald Trump y de su familia.
Uno de esos casos ocurrió el pasado 13 de marzo. Ese día, al menos siete miembros de la tripulación de un avión de transporte C-17, que cubría la ruta Alaska – Kuwait, pernoctó en el complejo turístico Trump Turnberry, ubicado a poco más de 80 kilómetros de la ciudad de Glasgow, en Escocia.
Los efectivos fueron alojados en el resort, luego de que se vieran obligados a hacer una parada técnica para recargar combustible, en un aeropuerto cercano.
El general de brigada Edward W. Thomas Jr., portavoz jefe de la USAF, indicó que, antes de enviar a los oficiales a ese hotel, se “cumplieron con todas las directivas y procedimientos”. No obstante, Thomas Jr. reconoció que la decisión podía ser “permisible, pero no recomendable”.
En Estados Unidos la Constitución prohíbe que funcionarios del Gobierno, incluido el Presidente, se beneficien al recibir dinero del Estado, a través de una empresa de en la que tengan participación, aun cuando esa compañía le haya brindado un servicio legítimo a alguna institución estadounidense.
Dado que esa norma sólo puede saltarse en casos excepcionales y con la aprobación del Congreso, algunos legisladores han alzado sus voces para dejar en evidencia que lo sucedido pudo haber violado las leyes que regulan el uso de bienes privados, por parte de funcionarios de la Administración Pública.
En consecuencia – y para tratar de extinguir la polémica – la alta jerarquía de la Fuerza Aérea estadounidense ha girado instrucciones para que su Comando de Movilidad Aérea revise “todas las directrices relativas a la selección de aeropuertos y alojamiento durante los viajes internacionales”.
