Washington – EEUU.- Las agresivas políticas del Gobierno estadounidense, en materia migratoria, han obligado a los indocumentados a modificar sus hábitos de vida, por temor a la deportación.
Un estudio, realizado por el Urban Institute, reveló que uno de cada seis adultos, pertenecientes a familias inmigrantes, dejó de realizar actividades que podían ponerlos en contacto con las autoridades o podían hacer que éstas les consultaran sobre su estatus legal, en Estados Unidos.
En consecuencia, los indocumentados se abstuvieron de “manejar un auto, solicitar una licencia de manejo, usar el transporte público, ir al doctor o a lugares públicos, hablar con la policía o reportar un crimen”.
Los cambios de hábito se evidenciaron, incluso, en núcleos familiares que no tuvieron papeles en el pasado, pero que ahora gozan de la residencia permanente o de la ciudadanía.
En ese sentido – y según la investigación – 11 de cada 100 adultos entrevistados reconocieron haber evitado al menos una de las actividades mencionadas.
Los autores del trabajo basaron sus hallazgos en un sondeo que se efectuó durante diciembre de 2018. Esa encuesta se le aplicó a una muestra de casi dos mil adultos, con edades comprendidas entre los 18 y los 64 años de edad.
El estudio permitió concluir que la posibilidad de ser devueltos a sus países de origen ha hecho que los inmigrantes dejen de hacer actividades de rutina, en perjuicio de su salud, bienestar y seguridad.
