La WTA denunció el domingo un doble rasero en el arbitraje en los partidos masculinos y femeninos, luego de que Serena Williams fuera multada con 17, 000 dólares por la Asociación de Tenis de Estados Unidos por su polémico comportamiento en la derrota ante la japonesa Naomi Osaka en la final del US Open.

Serena acusó más tarde en conferencia de prensa al juez de silla portugués Carlos Ramos de haber tomado una decisión “sexista” luego de sancionarla con un juego (2-6, 3-5 en ese momento) tras recibir tres warnings, el último de ellos por llamarle “mentiroso” y “ladrón”.

“El juez de silla no tendría que haber empujado a Serena hasta el límite, especialmente en final de Grand Slam. Cambió el transcurso del partido, lo que, en mi opinión, era quizás innecesario”, valoró el serbio Novak Djokovic.

La norteamericana recibió una primera advertencia por recibir órdenes de su entrenador, una segunda por romper una raqueta y la tercera por dirigirse en esos términos al árbitro, que no recibió el tradicional trofeo que se les entrega a los jueces después de la final.

“He visto a otros hombres decir otras cosas a los jueces de silla. Estoy aquí luchando por los derechos de la mujer, por la igualdad de la mujer. Siento que llamarle ‘ladrón’ y ser penalizada con la pérdida de un juego por ello es una decisión sexista”, afirmó ante los medios.

La WTA de su puso de su lado

“Ayer también trajo a la primera plana la cuestión sobre si se aplican diferentes estándares entre hombres y mujeres a la hora de arbitrar partidos.

“La WTA cree que no debería haber diferencias en los estándares de tolerancia a la hora de que los hombres y las mujeres expresen sus emocionoes y estamos comprometidos en trabajar con el deporte para asegurar que todos los jugadores son tratados igual. No creemos que eso ocurriera la pasada noche. La WTA apoya las órdenes de los entrenadores en pista en sus normas”, explicó su director, Steve Simon.