Brandon Alexander, un sacrificio por su madre y su abuela

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Matamoros – México.- Vivir en Venezuela es difícil pero abandonar el país también lo puede ser. Brandon Alexander lo sabe muy bien.

Tras huir de Venezuela, como lo han hecho más de cuatro millones de sus compatriotas, vivió en condiciones de semiesclavitud en el pueblo minero de Sayapullo en Perú.

“No tenía prácticamente comida ni agua potable. Trabajábamos 12 horas seguidas por unos pocos dólares”, recuerda Brandon Alexander, otro de los miles de migrantes que aguarda su oportunidad para pedir asilo en Estados Unidos. “Les enviaba ese dinero a mi madre y mi abuela que quedaron en Venezuela”.

“Apenas podía cargar los sacos de mineral, agotado del hambre y el cansancio. Lloraba, pero me seguía esforzando pensando que sin eso mi familia moriría de hambre”, narró sobre su experiencia en Perú en entrevista a El Nuevo Herald.

Ahora está en el municipio mexicano Matamoros que limita con el estadounidense estado Texas. Desde allí cuenta que su sueño es reunirse con su padre en Florida.

Espera su turno para pedir asilo en Estados Unidos. Tiene el número 2601.

A sus 22 años ya ha recorrido casi toda América Latina caminando. Llegó a Matamoros entre aventones.

“Lo único que quiero es trabajar duro, echarle bola para poder ayudar a mi madre y mi abuela”, expresó.

Brandon Alexander implora porque el presidente Donald Trump “tienda la mano” a los venezolanos. “Debería hacer una intervención militar ya”.

Para él, en el país sudamericano hay “un gobierno narcotraficante y a los venezolanos no nos queda otra opción que huir”.