Homan fue una de las primeras designaciones del presidente en enero de 2017 con el objetivo puesto en la deportación de indocumentados que viven en el país, independientemente de si tenían antecedentes criminales o no.
«Ha sido el honor de mi vida estar al frente de los hombres y mujeres de ICE por más de un año», indicó en un comunicado escrito. «La decisión de dejar el servicio federal luego de más de 34 años es agridulce, pero mi familia ha sacrificado mucho con el fin de que yo trabajara y ahora es el momento de enfocarme en ellos».
Homan había estado al frente de ICE como director interino hasta que el presidente lo nominó para dirigir la agencia de forma permanente el pasado mes de noviembre.
Creciente oposición en el Senado
Sin embargo, el funcionario había enfrentado una creciente oposición en el Senado, que nunca lo ratificó en una audiencia, debido a la agresiva política de deportaciones, su guerra personal contra ciudades que se niegan a reportar arrestos de personas sin documentos –conocidas como ciudades santuario– y el aumento de arrestos de indocumentados sin antecedentes penales.
Su anuncio se da en momentos en que hay una gran polémica por la presencia de la Caravana de Migrantes en la frontera sur, donde se le ha negado la posibilidad de que incluso se presenten a solicitar asilo.
También ocurre en momentos en que el plan anunciado el 30 de marzo por el fiscal general Jeff Sessions, de imponer cuotas de casos a resolver a los jueces de inmigración enfrenta el rechazo del Caucus Congresional Hispano (CHC) del Congreso.
El fiscal general Sessions comunicó a los jueces de inmigración que deberán resolver un mínimo de 700 casos al año para conseguir evaluaciones satisfactorias a su trabajo.
Promesas de campaña
El gobierno de Trump ha tenido muchas dificultades para cristalizar su promesa de campaña de frenar no solo la inmigración indocumentada sino también para lograr los fondos necesarios para construir un muro en la frontera con México.
Por otro lado el veto migratorio a personas provenientes de países de mayoría musulmana también ha enfrentado oposición por varias demandas y todavía se espera un fallo definitivo al respecto en la Corte Suprema.
El único brazo operativo que realmente ha funcionado ha sido justamente el de ICE, con el que Trump ha podido fortalecer su política contra la inmigración de indocumentados sin la necesidad de solicitarle al Congreso legoslación especial.
Al dejar a un lado la política del anterior gobierno de Barack Obama de no poner la mira en indocumentados sin antecedentes criminales, prácticamente las autoridades han tenido carta blanca para arrestar y deportar a cualquiera de los 11 millones de personas sin papeles que se cree viven en el país.