Laredo.- Después que un grupo de pandilleros secuestraron a su hermana menor y asesinaron a sus abuelos, Lena Alemán y su esposo Marbyn empacaron sus pertenencias y las de sus cinco hijos y huyeron a Estados Unidos.
Al llegar a la frontera, un contrabandista de inmigrantes ayudó a los hondureños, uno por uno, a superar el muro fronterizo con una escalera desde el lado mexicano, para luego descender por otra escalera en el lado estadounidense.
Así fue como la familia, que ahora vive en Miami, entró ilegalmente a Estados Unidos un día del año pasado a la medianoche, usando un método que probablemente seguirán usando los indocumentados ahora que ha quedado claro que el “impenetrable” muro fronterizo que el presidente Donald Trump desea no podrá construirse tan pronto como quería.
Los líderes del Congreso han acordado financiar el presupuesto del gobierno federal hasta el final del año fiscal en septiembre, pero sin incluir los fondos que Trump quería para comenzar a construir el muro que prometió durante la campaña.
Aunque Trump probablemente seguirá presionando al Congreso, y a México, para que financien el muro, por ahora los indocumentados seguirán entrando furtivamente usando los mismos medios de lás últimas décadas.
Estos medios van desde el uso de escaleras, como Alemán y su familia, hasta cruzar a pie por las remotas regiones desérticas, o cruzar a nado o en balsas el río Bravo, o esconderse dentro de vehículos para no ser detectados en los puestos fronterizos.
Algunos han cruzado hacinados en contenedores en camiones de carga o escondidos en el baúl de los automóviles. Por lo menos uno fue ocultado dentro del asiento de una furgoneta que trató de cruzar un puesto de control fronterizo en el 2000. Una foto muestra como el inmigrante parecía ser parte de la cubierta de plástico gris del asiento.
Quizás el método más común usado en los sectores de la frontera donde ya existe un muro es la escalera. Ese fue el método empleado por Alemán y su familia.
Su odisea comenzó en el 2015, cuando los miembros de una pandilla secuestraron a Yirley, la hermana menor de Alemán. Después, los asesinatos en enero del 2016 de los abuelos de Alemán, también atribuidos a los pandilleros, convencieron a la pareja a huir del país.
Después de varios viajes en autobús por América Central y México, la familia finalmente llegó a Mexicali, una importante ciudad mexicana frente a Calexico, California.
En una entrevista reciente, Alemán, de 31 años, contó lo sucedido.
Un contrabandista de inmigrantes, que la familia contrató, los llevó a un lugar de la frontera a la medianoche en agosto pasado.
“Puso una escalera del lado mexicano, y otra del lado americano”, recordó Alemán.
Marbyn, su esposo, fue el primero en subir la escalera y bajar al otro lado.
Su hija Danna, de 12 años, siguió al padre. Entonces le tocó el turno a Keidy, de 10; luego a Josué, de 5, y a Selvin, de 2, ayudado por el mismo contrabandista; Estefanni, de 15 y al final Alemán, quien resbaló de la escalera del lado de Calexico y cayó al suelo, lastimándose las manos.