Londres – Inglaterra.- Cuando está por cumplirse un mes de su llegada al cargo de Jefe de Gobierno, Boris Johnson afrontará su primer gran compromiso internacional, como mandatario de los británicos.
El premier, que sucedió en el cargo a Theresa May, asistirá a la cumbre de líderes del G7, un evento que lo reunirá, cara a cara, con sus similares de Alemania, Canadá, Estados Unidos, Italia, Japón y, por supuesto, con los representantes de la Unión Europea (UE).
La cita, que se desarrollará este próximo sábado, en la localidad francesa de Biarritz, pondrá a prueba la maleabilidad de Johnson. El Primer Ministro tendrá que mostrarse cercano a un Donald Trump con el que no simpatiza por completo, pero que tiene en sus manos la posibilidad de impulsar un acuerdo comercial, que salvaría a la economía británica, tras el divorcio entre Londres y Bruselas.
Esa aproximación deberá hacerla sin extravagancias que detonen la volatilidad del titular de la Casa Blanca o que incomoden a sus pares europeos. Un paso en falso podría ahondar la brecha que el “Brexit” ha creado entre Gran Bretaña y la UE.
La destreza que el gobernante pueda exhibir en público, será la misma a la que deberá recurrir en privado. Aunque el rompimiento entre Reino Unido y la Unión Europea no está contemplado en la agenda de la cumbre, se espera que el asunto sea tratado tras bastidores o en medio de los encuentros que se producirán al margen.
En cada una de esas ocasiones, el premier, que se ha mostrado dispuesto a dejar la UE a como dé lugar, estará en la necesidad de dejar de lado sus posiciones radicales. En juego está la posibilidad de renegociar el acuerdo de salida que Westminster rechazó en tres oportunidades y que Bruselas dice que no piensa reabrir.
Sólo una revisión de lo pactado podría garantizar una escisión armónica, en especial para el pueblo británico. Según expertos, una ruptura traumática no sólo helará los vínculos políticos entre Reino Unido y el viejo continente. También provocará una debacle económica, que, en el caso de gran Bretaña, se traducirá en escasez de alimentos, combustible y medicamentos.
