viernes, abril 26, 2024

Reforma migratoria que promete Clinton no tiene garantías

New Jersey.- La aprobación en el Congreso del plan de reforma migratoria con camino a la ciudadanía que promete Hillary Clinton es más difícil de lo que hasta ahora ha dicho su campaña. No bastará con presentar un proyecto al Congreso, como algunos piensan, sino que la ex secretaria de Estado deberá convencer a las distintas facciones del Partido Republicano para que permitan, en los primeros 100 días de su mandato (si llega a la Casa Blanca), un debate en ambas cámaras, y garantizar los votos necesarios para que su proyecto se convierta en ley.

Hasta ahora no hay indicios de que Clinton tenga amarrado un acuerdo bipartidista que permita legalizar a la mayoría de los 11.3 millones de inmigrantes indocumentados que viven en el país. Si no lo consigue antes de la elección de noviembre, puede que la promesa se convierta en un dolor de cabeza peor que el sufrido por Barack Obama , quien prometió lo mismo en 2008 y 2012 y terminará su segundo mandato con unos 3 millones de deportados.

Los escenarios de la reforma migratoria a partir del 8 de noviembre son complejos. Si Clinton gana y los demócratas controlan el Senado, no conseguirán los 60 votos mínimos necesarios que se requieren para aprobar la reforma migratoria. Cuando menos sumarían 51 siempre y cuando le arrebaten seis asientos a los republicanos. Y en la Cámara de Representantes, donde los republicanos tienen la mayoría con 246 puestos y los demócratas 188 (un asiento está vacante), las probabilidades de una victoria demócrata son prácticamente nulas.

Para aprobar la reforma migratoria que promete Clinton, hacen falta 218 votos en la Cámara y 60 en el Senado. Y desde mediados de junio del 2013 los republicanos han aplicado la denominada Regla Hastert, una norma no escrita que sólo permite llevar al pleno aquellos proyectos de ley que cuentan con el respaldo de la mayoría de la mayoría.

Los escollos de Clinton

El viernes, durante una reunión en Washington D.C. con periodistas hispanos y afroamericanos, Clinton volvió a hablar de reforma migratoria. “Vamos a empezar con ello inmediatamente, y quiero ser muy clara respecto a que esta será una prioridad de mi gobierno y estaré preparada para presentar legislación lo más rápido que pueda”, dijo.

Pero seguidamente admitió que se tratará de un esfuerzo que no dependerá solo de ella, sino del Congreso. Y precisó que si la Cámara de Representantes permanece en manos de los republicanos, repetirá la receta de Obama: buscará trabajar primero en el Senado, y luego presionará a los representantes para aprobar su proyecto de ley. “Veo un escenario político cada vez más favorable para que podamos lograr esto”, dijo pero no explicó en qué consiste.

El sábado Univision Noticias le preguntó a la campaña de Clinton si la promesa de reforma migratoria se trataba solo de un discurso de campaña para conseguir votos hispanos, y que lo más probable era que si llegaba a la Casa Blanca, su proyecto de ley se toparía en el Congreso con los mismos escenarios que ha enfrentado Obama desde el 2010.

“Claro que tiene futuro la reforma migratoria”, dijo Jorge Silva, director de medios hispanos de la campaña de Clinton. “Hillary lo hará una prioridad para los primeros 100 días de su administración”, agregó. “Ella está convencida que si obtenemos una victoria decisiva en noviembre, le demostraremos a los republicanos que el pueblo estadounidense está exigiendo una reforma migratoria”.

Silva, sin embargo, no mencionó si la campaña está tratando de amarrar acuerdos bipartidistas previos que garanticen desde ahora la posibilidad de un debate en ambas cámaras del Congreso. “Hillary confía que los republicanos vendrán a la mesa de negociación para aprobar una reforma migratoria”, comentó.

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La campaña de Clinton también dijo que el senador Charles Schumer (D-Nueva York) se ha comprometido, si los demócratas ganan el control del senado, a debatir y tratar de aprobar la reforma migratoria en los primeros tres meses”, compromiso similar al formulado en julio por el senador republicano Lindey Graham (Carolina del Sur).

Graham hizo el anuncio en medio de temores de una derrota de su partido en la elección de noviembre provocada por el rechazo del voto latino a causa del discurso antiinmigrante de Donald Trump.

“Sin embargo, va a ser necesario que la comunidad presione al congresista (Paul) Ryan (Wisconsin, líder de la Cámara de Representantes) y a los republicanos para asegurarnos que, si se pone una reforma migratoria a votación, vaya a pasar”, dijo Silva.

Una fuente republicana que ha participado en el proceso de primarias y que pidió el anonimato, dijo a Univision Noticias que si bien hay “preocupación” por los resultados de la elección de noviembre, “donde los demócratas pueden quedarse con la Casa Blanca”, las distintas facciones “todavía no se han puesto de acuerdo en cómo retomarán el debate de la reforma migratoria. No hay una estrategia definida por el momento”.

En noviembre de 2012, una semana después de la reelección de Obama para un segundo mandato, los senadores Schumer y Graham reactivaron un debate de reforma migratoria que permitió la creación del Grupo de los Ocho que redactó el proyecto de ley S.744.

Voto decisivo

Para los analistas el debate de la reforma migratoria no será decidido por los partidos políticos sino por los electores. “Dependerá de los votantes hispanos que salgan a las urnas en noviembre”, dijo a Univision Noticias Roberto Izurieta, director del departamento de Política Latinoamericana de la Universidad George Washington. “Que los demócratas ganen el senado no es difícil; lo difícil es que ganen la Cámara de Representantes”, agregó.

Sobre el futuro inmediato de la reforma migratoria y la posibilidad de un acuerdo bipartidista para aprobarla en los primeros 100 días como promete Clinton, “con Donald Trump liderando la campaña republicana me parece muy difícil”, dijo Izurieta. “La única opción viable para que se de una reforma integral es que ganen los demócratas la Casa Blanca y la cámara alta. Al menos eso”.

El escenario dibujado por Izurieta es similar al registrado el 27 de junio de 2013, cuando el senado aprobó con 68 votos a favor y 32 en contra el proyecto bipartidista de reforma migratoria S.744 que se estancó en la Cámara de Representantes controlada por los republicanos.

El plan permitía la legalización de millones de inmigrantes indocumentados, quienes entrarían en un programa de residencia provisional por 10 años al final de los cuales serían elegibles para la residencia legal permanente. Tres años después calificarían para iniciar el trámite de la ciudadanía.

Las organizaciones que defienden los derechos de los inmigrantes miran con cautela la promesa de Clinton. “El futuro de una reforma migratoria justa depende de la presión que ejerza la comunidad y nuestros aliados en el Congreso”, dice Jorge-Mario Cabrera, director de Comunicaciones de la Coalición por los Derechos Humanos de los Inmigrantes de Los Angeles (CHIRLA), en California. “La composición del Congreso influirá el camino que tome cualquier propuesta de ley”.

El activista agregó que “aún con el Congreso en manos de aliados de la comunidad inmigrante, tenemos que presionar hasta que se logre la aprobación de la reforma migratoria. No podemos sentarnos a esperar o creer en promesas. Tenemos que salir a votar”.

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