Chicago – EEUU.- Cristian Alavos-Merino, un indocumentado salvadoreño que regresó a Estados Unidos en 2008, pese a haber sido deportado de manera previa, enfrenta una doble tragedia. Por una parte, el hombre corre el riesgo de ser devuelto, una vez más, a su país natal. Por otra, la menor de sus dos hijas fue diagnosticada con leucemia.
El sujeto fue detenido, en mayo de este año, por cometer una falta menor. En aquella fecha, un agente de la Policía de Cicero, en Illinois, lo encontró dormido en el asiento del copiloto de su auto. Al ver que Alavos-Merino llevaba consigo una bebida alcohólica abierta, el oficial procedió a arrestarlo.
Poco después de que las huellas dactilares del inmigrante fueron ingresadas al sistema que comparten los cuerpos de seguridad, el sujeto fue ubicado y, posteriormente, capturado por funcionarios del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en ingles).
Al momento de detenerlo, ICE argumentó que volver a entrar a Estados Unidos después de una deportación representa un delito federal.
Por ese motivo, el salvadoreño permanece privado de libertad, en una cárcel del condado de McHenry. Mientras tanto, su mujer, Nora Quinonez, ruega a las autoridades estadounidenses que se apiaden de su situación y que no expulsen a su marido.
“Ahora lo necesito más que nunca”, dice la madre, quien deberá batallar sola, contra el cáncer de su pequeña, si Cristian es enviado fuera de Estados Unidos.
Aunque la bebé recibe quimioterapia, por delante le quedan al menos tres años de tratamiento y de visitas a médicos.
En medio de ese escenario, manifestantes pidieron, este miércoles, frenar la deportación del salvadoreño, quien podría perder la vida en su país natal, pues allí ha sido amenazado de muerte.
