San Diego – Estados Unidos.- Once meses de lágrimas y sufrimientos le fueron recompensados a Douglas Oviedo, quien se convirtió en uno de los pocos inmigrantes que esperan en Tijuana, México, conseguir asilo en Estados unidos.
Su proceso fue duro, pero su historia convenció al juez de inmigración Rico Bartolomei, quien le concedió el asilo.
“Todos mis sacrificios, todas las lágrimas en la noche, todo el sufrimiento, se han convertido en una gran recompensa», dijo Oviedo de 35 años, ya cruzó a San Diego, California.
Este inmigrante hondureño emprendió una aventura en una rápida huida de las pandillas de su país que le amenazaron de muerte.
Oviedo tuvo una infancia difícil. A los 13 años ya era huérfano y a los 15 años mataron a su hermano. Sin protección ni familia la calle lo acogió. Se drogaba y andaba con malas compañías.
Pero un día Dios tocó su corazón y se convirtió en pastor. Su visión de la vida cambió y se dedicó a encarrilar a jóvenes para evitar que se unieran a las pandillas en la capital hondureña.
Esta labor le costó ser amenazado por los grupos criminales, lo que le llevó abandonar a su país, a su esposa y a sus tres hijos.
En la frontera con Estados Unidos su ilusión se desvaneció. Fue uno de los primeros en solicitar asilo y ser enviado a México tras la aprobación del Protocolo de Protección a Migrantes.
En la peligrosa ciudad fronteriza se quedó once meses. Fueron momentos de dormir en la intemperie ante el colapso de los albergues, el acceso a los servicios básicos era complicado y hasta un amigo despareció.
En ese tiempo trató de ayudar a los inmigrantes que estaban en la misma condición que él. Se asoció con algunas organizaciones e inauguró un refugio con capacidad para albergar y dar comida a unas 40 personas.
Pero este proyecto apenas pudo verlo iniciar, porque a tan solo dos días de su apertura, el juez de inmigración aprobó su pedido de asilo. «Agaché mi cabeza y comencé a llorar de alegría”, contó Oviedo.
Ahora en tierras estadounidenses Oviedo agradece a su abogado y a todas las personas que lo ayudaron. Espera instalarse en el norte de California donde organizaciones de inmigrantes le han ofrecido apoyo.
