domingo, mayo 5, 2024

Artista reproduce dreamers con impresora 3D para contar la historia de este movimiento

Pequeñas figuras hechas en impresora 3D para contar la historia de unos jóvenes que se han convertido en el símbolo de la comunidad inmigrante de Estados Unidos: los ‘dreamers’ (los soñadores). Esta es la propuesta del cineasta puertorriqueño-americano Wiliam Caballero, que transforma personas reales en pequeñas réplicas de unos 15 centímetros con los que cuenta luego a través de su cámara las vivencias y conflictos de una generación muy especial.

Este movimiento de inmigrantes surgió cuando en 2001 comenzaron a trabajar en Estados Unidos jóvenes con una característica común. Ellos no eligieron emigrar, los trajeron sus padres sin documentos legales. Cuando se graduaron de la escuela secundaria se dieron cuenta de que no podían ir a la universidad como el resto de sus compañeros de clase, ni tener un buen trabajo, porque eran indocumentados.

“Al principio pensaba que no había más remedio”, dice a Univision Noticias Etzio Flores, un líder juvenil del movimiento ‘ Se hace camino en Nueva York’. “Pensé que mis estudios se acababan en la secundaria”.

Entonces había en Estados Unidos una población estimada de 2.1 millones de jóvenes indocumentados, según un estudio del Instituto de Política Migratoria (MPI). Y a todos ellos los unía “la necesidad” de regularizar su situación migratoria para poder seguir en el país, un documento que diga que son estadounidenses, dice Eileen Truax, periodista de origen mexicano, en su libro titulado ‘Dreamers’.

Causa común

El anhelo de luchar para conseguir papeles surgió en ese año 2001 “cuando jóvenes en varios estados comenzaron a unirse para lograr que a nivel local aprobaran leyes que les permitieran ir a la universidad”, cuenta Cristina Jiménez, directora ejecutiva de United We Dream, uno de los principales grupos de jóvenes indocumentados en el país.

Jiménez recuerda que al principio “nos daba miedo exponer nuestras historias. No nos conocíamos pero sabíamos que andábamos tras el mismo sueño”.

“Nuestras miradas estaban limitadas porque no teníamos opciones”, dice Flores. “Ahora todo eso está cambiando”.

Cada uno de los jóvenes indocumentados tenía una historia diferente pero una meta en común: ser parte del país en el que habían crecido, pero sin la amenaza permanente de ser arrestados y expulsados.

Los primeros pasos

“Entre 2001 y 2004 hubo pequeños avances en Nueva York, Massachusetts, Texas y California para conseguir que se aprobaran iniciativas y poder seguir estudiando”, dice Jiménez. “Y cuando nos fuimos conociendo nos dimos cuenta de que podíamos empujar un proyecto a nivel nacional”.

En 2005, cuando la Cámara de Representantes aprobó una iniciativa de reforma migratoria que criminalizaba la estadía indocumentada (HR 4437), un grupo de jóvenes de varios estados se reunieron en la capital para definir una estrategia. “Comenzamos a contar nuestras historias para hacernos visibles y conseguir apoyos en el Congreso”, dice Jiménez.

Tres años después, se fundó United We Dream, en Nueva York. “Construimos una red nacional para crear un movimiento social integrado por jóvenes indocumentados, para ganar derechos y justicia para la comunidad inmigrante”.

La activista cuenta que el nombre ‘dreamer’ surgió “como una forma de resistencia para que no nos siguieran llamando ‘ilegales’ y no nos quitaran nuestra humanidad. Somos jóvenes que crecimos indocumentados en Estados Unidos y somos hijos de padres que vinieron buscando una mejor vida”.

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