El Cruz Azul le debe un capítulo entero de su historia a Jesús Corona. El portero mexicano evitó que su equipo fuera apaleado por el Monterrey. Le detuvo un penalti al atacante rayado, Dorlan Pabón, y en una jugada de fantasía atajó cuatro veces en una misma jugada. El resultado entre ambos conjuntos terminó 1-1. Corona no pudo hacer de todo y no evitó un gol en la recta final de Avilés Hurtado.
El equipo de Paco Jémez renace cada semana. En los partidos que encara tiene una sola propuesta: atacar. A costa de todo. A un par de minutos de que terminara un primer tiempo, al Cruz Azul se le pitó en contra un penalti. Una decisión rigurosa en la que el balón le dio al brazo de Enzo Roco. Pabón le pegó y Corona atajó. El gol azul tardó en llegar. Y cuando apareció fue con un mágico remate de fuera del área del lateral izquierdo, Adrián Aldrete. Un chutazo que se clavó por el ángulo derecho, 1-0.
El Cruz Azul se afianzó como defensa pese a sus constantes huecos que le dejaba a la mejor ofensiva de la Liga MX. En esos errores, el club celeste podía confiar en Corona, el portero que se estira en el momento preciso. Con 36 años e internacional por México anuló los festejos de Pabón, Funes Mori, y de Benítez. Solo hubo el de Avilés que aprovechó una endeble defensa para marcar el 1-1 a cuatro minutos del final.
Al término del partido, la cámara televisiva mostró a un enfurecido Jémez. El español tenía un triunfo asegurado y, de nuevo, se los quitaron en los últimos minutos, algo que parece ser su constante losa.
