Dallas – EEUU.- Una nueva tragedia cobró la vida de dos inmigrantes salvadoreños, que murieron ahogados en el río Bravo, cuando intentaban cruzar de México a Estados Unidos.
Óscar Alberto Martínez, de 25 años, y su hija Valeria, de una año y 11 meses, fueron arrastrados por la corriente, el pasado domingo. Querían llegar hasta a la ciudad de Brownsville, en Texas, en compañía de Tania Vanessa Ávalos, esposa y madre de las víctimas.
Fue la mujer quien, con sus gritos, alertó de lo que estaba sucediendo. Aquel llamado de ayuda motivó la movilización de las fuerzas de seguridad de Matamoros, ciudad que pertenece al norteño estado de Tamaulipas.
Según relata la viuda, Óscar Alberto logró llevar a la niña hasta el lado estadounidense. Sin embargo, al regresar hasta el extremo mexicano, con la intención de buscar a su cónyuge, el hombre notó que la pequeña se había zambullido al agua. En un acto de desespero, el sujeto hizo lo posible para rescatarla, pero en su esfuerzo se interpuso la furia del agua.
Ambos fueron arrastrados y desaparecieron hasta el pasado lunes. Ese día, cuadrillas de búsqueda y rescate lograron ubicar sus cuerpos.
Óscar y su pequeña fueron encontrados a orillas del Río Bravo. Los dos yacían boca abajo. El inmigrante había logrado proteger a su hija, refugiándola dentro de su franela. Ésta, a su vez, se había aferrado a la humanidad de su padre, rodeando con uno de sus brazos el cuello de su progenitor.
La imagen de los cadáveres, difundida por medios de todo el mundo, ha puesto de manifiesto la severa crisis que se vive en México y en Estados Unidos, a causa de la inmigración ilegal. También ha hecho recordar a Aylan, el bebé sirio que apareció muerto en las costas de Turquía, en 2015, luego de naufragar, junto a otros migrantes, en las aguas del Mar Mediterráneo.