sábado, noviembre 23, 2024

Qué decir a nuestros hijos sobre la moda?

Los creadores de moda saben que los adolescentes necesitan manifestarse a través de lo que llevan puesto y lo aprovechan. Es un mercado seguro justamente porque está siempre dispuesto a cambiar. El adolescente se apasiona por algo que está de moda con la misma facilidad con que lo abandona cuando deja de estarlo para comprar otra cosa con la misma pasión y dejarla con idéntica facilidad. Los padres no nos explicamos que ya no quiera ponerse ese jersey que tanto le gustaba y es que, aunque nos parezca contradictorio, la fidelidad a la moda exige ser tremendamente infiel.
Raquel, una chica de 16 años, nos decía que a ella la ropa que lleva le define ante los demás. “Lo que me pongo habla de mí, si llevara otra cosa sería de otra manera, estaría engañando al personal”. Muchos adolescentes ven en la forma de vestir, de peinarse, de llevar un piercing o un tatuaje, de ponerse tal o cual complemento, de escuchar esa música y no otra una forma de autenticidad incomprendida por los padres. No son conscientes de que están atrapados por la moda, como lo estamos también los adultos.

Un caso práctico

Sofía tiene 15 años y se acaba de ponerse un piercing en el labio. Sus padres están que trinan, porque cuando le preguntan por qué lo ha hecho, ella se limita a decir: “Porque me gusta”. Sofía parece haberse encerrado en banda y sus padres no hacen más que enfrentarse con ella: que si las pintas que lleva, que si hace lo que le da la gana, que no respeta a nadie, etc.
Los padres de Sofía creen que el problema radica en que su hija se ha puesto un piercing, cuando probablemente no sea más que un síntoma o una marca del conflicto real: la falta de comunicación. La madre afirma que no se puede hablar con ella, que se cierra en banda y que están todo el día a grito limpio; la juzga por sus pintas: no la conoce. “Rallándole” de esa forma no van a conseguir que su hija vaya como ellos pretenden. Tienen que cambiar de estrategia: el piercing no es el enemigo a batir, los enemigos están en otra parte.
Para educar a nuestros hijos debemos contar con el ambiente que les rodea. No podemos meterlos en una urna de cristal, en una burbuja perfectamente aséptica, pero tampoco dejarlos a la deriva. Quizá debamos crear una red invisible con otros padres, con tal de poder elegir los ambientes que creamos más idóneos (colegios, clubes deportivos, amistades, lugares de vacaciones, etc). La moda está ahí, conforma la atmósfera donde nos movemos, no podemos cerrar los ojos (al revés, debemos tenerlos muy abiertos) ni luchar contra el vendaval: mejor aprovechar el viento para surcar el mar y llegar a buen puerto.

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