Keith Davison, de 94 años, construyó en el patio trasero de su casa una piscina para que los niños de su vecindario fueran a divertirse a su casa y él no se sintiera tan solo.
Keith había estado sumido en una gran depresión, luego de que su esposa Evy muriera el año pasado después de luchar contra el cáncer.
El hombre dijo a People que tuvo una vida de cuento de hadas al lado de su esposa, pero terminó cuando ella murió. “Estaba hundido en mis pensamientos y lloraba mucho por la muerte de Evy”, explicó Keith.
En la primavera, el juez retirado comenzó a construir la alberca y en julio se abrió para todos los niños del vecindario. El único requisito para entrar es que el menor esté acompañado por un padre o tutor.
Aunque el hombre tiene tres hijos adultos, ninguno ha tenido hijos, por lo que los niños del barrio ahora son su compañía. “Ya no estoy sentado solo, mirando las paredes como antes”, cuenta el hombre.
Sin embargo Keith sigue pensando en Evy y dijo a People que ella estaría feliz de ver que todo el vecindario se divierte mucho en su patio trasero, “la sigo extrañando todos los días”.
